La Primera Cita
Justine
admira el reflejo de su cuerpo esbelto en el espejo del baño, camina hacia el
ropero, hoy a decidido usar el vestido blanco es un vestido muy lindo y cree
que es adecuado para conocer a Pedro él es un artista y ella sabe que la
estética le embriaga. En un
par horas se reunirá con él. Hace dos años ella decidió no asistir a su
encuentro. El hombre que conociera por internet en una sala de chat, resultó
"No ser su tipo”, pero que aún así había decidido atender a una cita a lo
cual cambiaría de opinión al último minuto y a sólo unos pasos de la habitación
donde el hombre la esperaba.
No tiene idea de cómo va a resultar esto. Se da cuenta de que hizo mal al
decidir no reunirse con el hombre que la esperaba y sabe que estará molesto,
pero aún así Justine está decidida a asistir a la cita, finalmente toda esta
incertidumbre despierta su interés.
Se
viste despacio mira el vestido que cuelga a lo largo de su cuerpo, moldeando a
sus formas y le agrada lo que ve.
Justine está frente a la puerta de la habitación, se alborota el cabello como
acostumbra, respira profundo y toca, el temor y la excitación se apodera de su
ser mientras espera.
La
puerta se abre. Frente a ella se encuentra el hombre que hace dos años dejara
plantado en este mismo lugar. Atractivo, moreno de rostro serio, delgado,
rapado, mirada profunda. Viste impecablemente un pantalón formal de color
oscuro y camisa azul, el cinturón de Pedro llama la atención de Justine es
ancho y pesado.
Pedro
se acerca despacio hacia ella, la toma de los hombros y sin decir una palabra
le da un beso en la frente. Justine siente que su cuerpo tiembla de
anticipación. Su respiración se agita al ver como mete la mano en el bolsillo
de su pantalón y sin decir nada saca unas cintas negras de seda.
Ahora
la puerta de la habitación está cerrada.
El la admira de cabeza a pies y en silencio y se ubica a su espalda,
retirando su vestido. Sus manos se deslizan bajo el material y acarician su
espalda. "Que suave es su piel" piensa Pedro.
Justine
siente su respiración en su cuello, mientras sus manos continúan acariciando
sus hombros. Besa su cuello. Siente ese cosquilleo familiar en medio de las
piernas. Su vestido cae al piso, el se retira para poder admirar su cuerpo y
sonríe. “Serás mía al fin Justine”. Hace más de dos años que ha estado
esperando este momento y trata de disimular su aprecio por la belleza que se
presenta ante el.
Pedro
se sienta en el sofá y le dice. Tu castigo empieza ahora, Querida. Además de
los azotes, tienes prohibido manifestar que estas experimentando placer sin mi
consentimiento, ¿Quedo claro?, ahora ven
pequeña, sobre mis rodillas, Justine solo precisa a asentir con la cabeza entre
excitada y sorprendida, sin más preámbulo está ahí desnuda sobre las rodillas
de Pedro y este sin decir una palabra alza la mano y comienza a azotar sus
nalgas primero despacio casi acariciando y poco a poco sube la intensidad.
Un
leve gemido se escapa de la boca de Justine algo que no pasa desapercibido para
él y comienza a azotar sus nalgas de nuevo, cada vez haciéndolo con mas fuerza,
Justine siente su cuerpo temblar jamás pensó que este hombre fuera capaz de
despertar esos deseos en su cuerpo.
Justine
siente como su cuerpo empieza a reaccionar, intenta moverse girando su cuerpo
hacia él, pero él no lo permite la tiene firmemente apresada por la cintura.
Cuando Pedro percibe que los gemidos de Justine son lo suficientemente altos se
detiene, la ayuda a incorporarse la toma de los hombros y hace que gire
quedando de espaldas hacia él.
Le
toma las manos las coloca sobre su nuca toma una cinta de seda y ata una mano y
Luego la otra. Pedro cae de rodillas y comienza a pasar su rostro sobre sus
nalgas, Pedro la besa, ella siente su lengua entre sus nalgas. Leves gemidos se
escapan de la boca de Justine Y el la amonesta con una serie de azotes aún más
fuertes.
Sus
manos expertas han encontrado su orificio entre sus piernas mientras que su
boca continúa saboreándola. Sus dedos acarician su entrepierna pasando su mano
extendida de arriba a abajo disfrutando su aroma.
Pedro
se pone de pie y se acerca, ella intenta dar la vuelta pero el no lo permite.
Justine puede sentir la aspereza de su pantalón y la fría hebilla rozando su
cuerpo. Ella quiere verlo, tocarlo pero el no lo permite, azota de nuevo sus
nalgas los brazos sobre la nuca no puede moverse.
Pedro
hace que justine se de la vuelta y en un santiamén se arrodilla y mete su
cabeza entre sus de Justine su lengua experta saborea el néctar y el aroma que
invade la habitación mientras que sus manos masajean sus nalgas. Cada vez que
Justine emite un gemido Pedro la recompensa con más azotes. Ella esta
embriagada de placer.
Las
manos de Pedro continúan acariciándola, mientras su lengua húmeda se desliza
sobre su vagina haciendo que se estremezca de deseo. Justine sabe que está a
punto de estallar de placer. el instintivamente se pone de pie y lleva su mano
hasta la boca de Justine sus miradas se cruzan por primera vez, Pedro acaricia
sus labios que se entreabren y poco a poco dos de sus dedos invaden su boca, Justine
los acepta, su mirada fija en Pedro, Su lengua húmeda cubre los dedos con su
saliva. El retira su mano y sin despegar la vista de ella, lleva de nuevo su
mano hasta su vagina y desliza sus dedos húmedos ella los acepta con gusto, su
saliva y su néctar se mezclan, su mano entra casi hasta los nudillos en el
cuerpo de Justine, Pedro siente como se contraen los músculos de su vagina
alrededor de sus dedos, eso hace que aumente el ritmo de sus movimientos.
Sus
bocas se unen en un beso intenso sus lenguas juegan en una loca danza. Mientras
el continua moviendo sus dedos bruscamente en su vagina, Justine Siente un
dolor intenso que se amortigua con el placer que esta experimentando, El siente
las contracciones de su vagina en sus dedos, sabe que esta cerca, Sus bocas aún
unidas en ese beso que parece eterno, Sus cuerpos tiemblan, Justine emite un
gemido ahogado por el beso, Su cuerpo se pone tenso, los músculos de su vagina
se abrazan con fuerza a esos dedos que la lastiman pero producen un gran
placer, su orgasmo llega como un torrente, Sus jugos corren a lo largo de la
mano de Pedro. El aún siente las contracciones de la vagina de Justine en su
mano el desliza su mano hacia afuera, Pedro le ordena a que seque su mano con
su lengua, Justine obedece, su lengua recorre cada cm de la mano de Pedro,
saboreando el regalo de su vagina hasta que queda limpia.
Pedro
sabe que justine gusta de sus jugos, En realidad, probar esos jugos es algo que
a ella le fascina, es como un ritual que se repite cada vez que se da placer.
Justine sonríe disimuladamente, cosa que no pasa desapercibida por Pedro que
inmediatamente aplica otra serie de azotes.
Justine siente un intenso ardor en sus nalgas, Pedro desamarra sus manos de la
nuca, esto da cierto alivio a Justine y la guía hacia la cama que los espera.
Ella con su mirada fija en el observa y espera órdenes.
Pedro
toma a Justine de los hombros y la acerca a la cama, le ordena se acueste boca
abajo, Justine titubea un poco, Pedro sube a la cama, la toma de los hombros y
la recorre hacia la cabecera, mientras su mirada no deja de admirar ese cuerpo
que le hace difícil mantener el control, el silencio invade la habitación, El
se retira de la cama, Ella lo observa.
Pedro
se percata de ello y regresa, toma su rostro en sus manos de una manera brusca
y le dice " vas a mantener los ojos cerrados y solo vas a hablar cuando te
lo permita, ¿De acuerdo Linda?", la besa y luego se retira de nuevo, pero
no sin antes darle una serie de azotes, Justine tiene lagrimas en los ojos,
tiene curiosidad de ver que es lo que El busca en su equipaje. Se da cuenta
cuando regresa con una maleta negra y toma dos cintas de seda que habían caído
al piso cuando se saludaron.
Pedro
coloca la maleta junto a ella, el material se siente suave. La curiosidad la
invade y piensa que habrá adentro. Mientras que Justine esta entretenida en sus
pensamientos, El toma sus manos y las ata a los barrotes de la cama. Pedro
había pedido una cama con barrotes, cosa que causara curiosidad a la joven
recepcionista que se hizo varias preguntas mientras atendía a su cliente, y a
las cuales encontraría la respuesta cuando Justine se presentara buscandolo.
Pedro se acerca a los pies de la cama y de una manera brusca toma a Justine de
los pies y los separa. Pedro la admira en silencio su respiración se agitada
mientras ata las cintas a los pies de justine, uno a la vez, lo hace despacio
sin dejar de mirarla.
Justine
puede verlo de reojo, trata de moverse pero sus manos y pies no le permiten
mucho movimiento y se da cuenta de su vulnerabilidad. Pedro se retira de la
cama, camina hacia la cabecera de la cama y ordena a Justine: " Abre los
ojos", Ella obedece y puede verlo desabrochando su camisa, luego remueve
el cinturón, puede ver como su pantalón
cae al piso. Su mano roza su erección sobre el material de sus bóxers, lo sigue
con la mirada, cada movimiento, ve como poco a poco desliza sus bóxers
exponiendo una gran erección y sonríe.
Pedro
se acerca hacia ella con su mano sobre su miembro tocándose suavemente. Sube a
la cama, con una mano alza su rostro y acerca su miembro a sus labios, Un leve
gemido escapa de sus labios, es un gemido ahogado y siente como Pedro mueve su
miembro sobre esos labios carnosos. ella siente deseos de tomarla en sus manos
pero no puede, sus labios se parten y su lengua rosada hace círculos sobre su
miembro, ella está encantada saboreándolo. Pero el gusto no le dura mucho.
Pedro
baja de la cama, toma la maleta y la abre. Justine extrañada Ve como saca un
cepillo para el cabello, se queda boquiabierta cuando ve la forma y el tamaño
del mango, Justine se da cuenta de que este no es el típico cepillo para el
cabello. Es un cepillo de forma rectangular hecho por las manos de Pedro,
ancho, el mango es extraño, de madera fina.
Justine
tiene curiosidad del porque el mango es tan grande. El se acerca nuevamente a
ella y se lo muestra, “Aquí está el cepillo que prometí hacer para ti
Princesa”. Justine esta complacida hasta los huesos, puede ver que esta hecho de una madera muy
fina, pero lo que más le llama la atención es la forma. El mango, finalmente se
da cuenta simula un falo y eso hace que se estremezca. Es grande, grueso.
Su
mente vuela, no tiene idea de lo que El tenga en mente. Ya ha recibido
demasiados azotes, su cuerpo arde. No puede creer que aún la va a seguir
castigando y más si tiene planeado azotarla con ese cepillo. - ¿Qué piensa
hacer con eso? ".
Pedro
coloca el cepillo sobre su espalda y se retira, se dirige hacia la mesa donde
se encuentra una vasija para enfriar una botella de vino. Justine se da cuenta
de que contiene hielo por la condensación acumulada en la pared. Pedro coloca
la vasija sobre la cama, en medio de las piernas de Justine, toma dos cubitos
de hielo y los coloca sobre su espalda. Ella se estremece al sentir el contacto
del hielo con su piel tibia. Siente sus manos extendidas presionando el hielo
contra su piel mientras recorren a lo largo de su espalda hasta llegar a su
cuello y para luego deslizarse hasta llegar a la parte baja de la espalda
moviendo hacia un lado el cepillo que aún descansa sobre su espalda.

Justine
deja escapar un gemido, que no pasa desapercibido, Pedro toma el cepillo y
azota sus nalgas , Justine cuenta los azotes en su mente, uno, dos, tres,
cuatro, siente el ardor en sus nalgas mientras que el continua acariciando su
espalda, siente como el hielo se disuelve con el calor que emana su piel. Sus
caricias crean una sensación increíble en medio de su sexo. Cada vez que se
acerca a ese punto, Pedro hace que vuelva a su realidad y eso la desespera.
¿Cuántos azotes más le esperan ? piensa Justine, atenta a los movimientos de El
que son difíciles de predecir, un momento le hace sentir excitación para
después volverla a la realidad con otra serie de azotes.
Pedro
Toma el cepillo y comienza a acariciar el cuerpo de Justine con el mango, desde
el cuello hasta sus pies, deslizandolo en medio de sus muslos, en las caderas,
sobre las nalgas, el cuerpo de Justine tiembla cuando siente el roce del
cepillo y las manos ásperas de Pedro mientras se desliza hacia su cuello para
luego bajar lentamente sobre su costado hasta llegar a sus pies, le besa los
pies, ella siente la humedad de su lengua, eso hace que su cuerpo se retuerza
de placer, un placer que goza y pero qué parece una tortura al mismo tiempo.
Justine
Comienza a pensar que Pedro solo se quiere cobrar lo que le me hizo hace dos
años, siente que su mente la traiciona, no puede pensar con claridad.
Mientras
justine da rienda suelta a sus pensamientos Pedro continua acariciando su
cuerpo con el mango del cepillo, el tiempo se hace eterno, siente el mango
recorriendo su cuerpo hasta llegar al punto entre sus nalgas, Pedro lo desliza
en medio de ellas y el mango del cepillo la penetra con brusquedad Un grito estalla de los labios de Justine.
Con el
mango del cepillo hasta el tope, Pedro comienza a mover el cepillo hacia
fuera para luego meterlo hasta el fondo
de nuevo. El ano de Juliete se dilata alrededor del mango, siente un dolor
intenso, un dolor que se evapora cuando siente la otra mano de Pedro
acariciando su vagina. Sus manos se
mueven al mismo ritmo..... Sus dedos, húmedos del néctar de Justine se deslizan
suavemente, penetrándola cada vez más
profundo, sus dedos se arquean, bajo su
pelvis, buscando ese punto donde nace su orgasmo.... Justine Quiere moverse
pero no puede, aún esta atada de pies y manos, Justine implora "sueltame" , - “No hables querida”, Los dedos de Pedro
salen de su vagina para seguir azotando
sus nalgas, aún con más fuerza que
antes, Justine puede ver como goza
haciéndola sufrir y gozar al mismo tiempo.
La
mano de Pedro vuelve a su vagina nuevamente. La vagina de Justine esta húmeda,
Los dedos de Pedro se deslizan
suavemente hasta llegar a ese punto, En el silencio de la habitación se puede
escuchar el sonido que emiten los movimientos de los dedos en la vagina.
El ano
de Justine esta aferrado al mango, Los dedos de Pedro se mueven cada vez más
rápido, con la otra mano mueve el cepillo,
siente como Justine se acerca al orgasmo. Puede sentir las contracciones
de la vagina de Justine en sus dedos, sus gemidos se hacen más fuertes.
Pedro
tiene la mirada fija en el rostro de Justine, quiere ver la expresión en su
rostro, mientras que sus manos continúan esa carrera desenfrenada hacia su
orgasmo. Ese orgasmo que llega acompañado de un intenso grito que rompe el
silencio.
La
cabeza de Justine cae sobre la cama, hay lágrimas en sus ojos. Los dedos de
Pedro salen de su vagina y se acerca hacia el rostro de Justine, besa sus
lágrimas, su sabor quema su lengua, acerca su boca a la suya y finalmente un beso,
Justine ama los besos tanto como los azotes, sus lenguas juegan, El puede ver
el mango del cepillo aun dentro del ano de Justine, su beso parece eterno.
Por
fin se separan Pedro se pone de pie, Justine lo sigue con la mirada le gusta
como el se toca mientras desata sus pies,
se acerca a la cabecera de la cama y desata sus manos. El disfruta ver
las marcas rojas en las muñecas a causa
del forcejeo. Toma sus manos y las besa.
Pedro dice -“No te muevas”, aun no terminamos. Eso hace que ella sonría. El
comienza a besar su cuerpo, besa
sus nalgas muy cerca del cepillo que permanece dentro de ella.
“Acuéstate
de costado”, dice Pedro. El cepillo casi sale, pero lo alcanza y lo introduce
de nuevo hasta el fondo. Justine lo
acepta sin protesta.
Pedro acerca
sus manos a sus senos, los acaricia suavemente...... Se inclina y lame los pezones, uno a la
vez....eso nuevamente despierta el deseo de Justine.
Pedro
esta acostado ahora frente a Justine. Ella acaricia su nuca mirando sus ojos.
“En
cuatro Justine”, ordena Pedro. Su mirada fija a cada uno de sus movimientos.
Pedro esta ahora entre sus piernas,
Justine siente su Hombría rozando su vagina y la penetra poco a poco.
Ella lo recibe ansiosa, con deleite mientras sus manos masajean sus nalgas,
donde las marcas de sus manos aún son visibles.
Pedro
penetra Justine hasta el fondo un gemido escapa de sus labios entreabiertos, un
instante eterno, el calor, el aroma en el aire que respiran, sus cuerpos se
mueven suavemente al mismo ritmo, Pedro disfruta mirando el sudor en la espalda
de Justine. Sus gemidos cada vez más
intensos, están cerca y aumentan la fuerza de sus movimientos.
Justine
puede sentir las fuertes piernas de Pedro arremetiendo contra ella, Están
cerca.
El
orgasmo de Justine llega, el flujo de su esencia invade a Pedro y el
Hombre sin poder contenerse deja escapar un gemido animal, en medio de su
orgasmo no deja de mirar a Justine, se abraza a su espalda. Justine soporta su peso con embeleso. El la levanta en vilo la acuesta sobre su
espalda y con la mirada fija en sus ojos, le dice. ........". Me alegra
que hayas deci dido venir
Justine". Se besan abrazados, sus
cuerpos entrelazados disfrutando de ese momento.
Se
quedan dormidos uno dentro del otro para despertar en un ensueño que no se puede describir
Pero creo que eso es una
historia para otro día
© manequin01 – diciembre 2013
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