martes, 11 de abril de 2017

Delicatae a la carta

Soledad le sirvió un poco más de limonada, respiro holgadamente y lanzó una de sus sonrisas pícaras.Soledad le sirvió un poco más de limonada, respiro holgadamente y lanzó una de sus sonrisas pícaras.

Fett levanto el vaso y sin dejar de quitarle la vista, la recorrió extensamente mientras saboreaba el refresco, luego miró el jardín, los árboles, hacía rato que ya estaban charlando, de bueyes perdidos, de experiencias pasadas, del amor, de las pasiones, de tantas cosas, ambos habían tratado de achicar la brecha de los años, hacer como si se hubieran conocido desde hacía mucho, como si fuera habitual sentarse en el jardín de ella a dialogar en una tarde fresca de septiembre.

La tarde se estaba apagando, decenas de pensamientos corrían por la mente de Soledad, ¿si todo estaría a la altura que ella se merecía?, ¿si eran mas fuertes sus fantasías que la realidad? ¿Cómo sería estar con alguien que le habló del Dolcett desde el primer momento?

Se levantaron, acomodaron las sillas, tomaron las cosas de la mesa y se dirigieron hacia la casa.

Fett observó que el ambiente estaba dispuesto como le había contado ella, los ventanales grandes, las enormes bachas, la cocina de acero inoxidable en el medio de la mesada. Mientras el recorría cada centímetro de ese ambiente como para querer consustanciarse con cada elemento, adorno o detalle que le ayudara a logar el escenario adecuado, ella guardaba las pocas cosas que habían traído desde el jardín. El tiempo había volado, parecía mentira que hacía ya casi una año que se habían cruzado en la red, al principio como un juego, después la intriga, y ahora saber hasta dónde llegaría este juego, pero ahí estaban dispuestos ambos a seguir un paso más. Soledad enjuago el último vaso, lo seco y lo guardo en unas de las puertas del bajo mesada, se dio vuelta y se apoyo con las manos suavemente en la mesa, miró a los ojos a su compañero ocasional y brotaron las siguientes palabras:

. ¿Y ahora que Fett?

El se acerco, la hizo girar levemente hacia su lado y tiernamente la beso en los labios.

.. Y ahora nada dulce,  ya nos escribimos muchas veces, dejan que las cosas fluyan, ahora me perteneces, yo te ayudaré  a que todo salga bien y me ayudarás a mi para que tu hermoso cuerpo y tu mente se acomode a lo que vaya sucediendo en este lugar.

. Llegó el momento…

.. Así es, ya lo hemos hablado antes…

Ella busco sus labios, se dieron otro beso, corto, pero intenso, camino de vuelta hacia la mesada, se agacho de espaldas hacia Fett, la falda de su vestido celeste pálido rozó el piso, sus tacones resaltaron en ese momento, como dos pedestales que sostienen una obra magnífica, buscó las cosas que necesitarían, manteniendo esa postura dejo el rollo de cuerda plástica y varios broches sobre la mesada. Luego se estiró un poco más para alcanzar el fondo del estante se incorporó rotando hacia Fett con la pava en su mano izquierda.

. ¿Te gusta? es enorme como te dije, para un batallón…

.. Muy buena, realmente es grande, va a ser ideal para esto.

. Me alegro, hace meses que no la uso, jamás pensé que podría necesitarla para algo así, bueno, las demás cosas que me pediste están en la heladera, y en este cajón hay cosas varias,  y en esta otra puerta esta el resto de la vajilla por si necesitas algo más, dispone del lugar como si fuera tuyo.

.. Si, claro, te agradezco

Camino hacia ella, tomo sus mejillas entre las dos manos, le dio otro beso…

. Hazlo…

Soledad camino hacia la bacha, abrió el grifo y cargo casi hasta el tope el enorme recipiente, luego colocó cuidadosamente la tapa, se dirigió hacia su cocina, encendió la hornalla de adelante y puso sobre la llama la pava, se inclinó un poco para ver que el fuego estuviera al mínimo sin llegar a apagarse regulando adecuadamente la llave.

Su corazón comenzó a acelerarse, lo único que atino a hacer fue quedarse parada mirando hacia la ventana con las dos manos sobre el asa. Todo esto era nuevo para ella, se sentía intrigada por lo que vendría, miedosa en algún punto y ansiosa en otro, ¿Sería una locura estar haciendo esto? ¿Cómo se había dejado llevar a este punto? ¿No sería que Ella también lo deseaba?

Mientras pensaba todo esto, sintió las manos de Fett en su cintura, lentamente fueron subiendo a hacia sus senos recorriendo su cuerpo, palpito la presión de ellas sobre sus pechos, la respiración tibia golpeó su cuello y seguidamente el primer mordisco muy suave, detrás de su oreja.

Él respiro profundamente, se hundió en su pelo, adsorbió su perfume intenso, floral, juvenil, reconoció cual era, su preferido. Desde atrás beso a Soledad haciendo girar la cabeza de ella levemente. Luego estiro sus brazos hacia adelante, y los puso sobre las manos de ella que aún estaban sobre el asa.

La escena rápidamente cambió sustancialmente para Soledad, se sintió trasportada a otro lugar, a otra manera de sentir, cautiva de sus deseos más profundos. Por ahí fue la penumbra del lugar, o el calor de la llama sobre sus manos, o el calor de las manos de él sobre la de ellas, se sintió dulcemente encadenada, poseída, ya no podía escapar a lo que iba a suceder, sólo podía dejarse llevar, sus tiernas manos estaban retenidas, pero ni siquiera estaban atadas, sólo retenidas, como recibiendo un mensaje secreto que sólo ella entendía, sin darse cuenta empezó a mojarse, ¿como podría estar pasando esto?  No podía intelectualizarlo, era descabellado y hasta ridículo, pero las emociones estaban ahí. Quizás el hecho de que ella tuvo que preparar todo esto, como a esos condenados que le hacen construir el cadalso para luego ser colgados por sus verdugos, seguramente era eso, algo que nunca le había pasado antes, ella misma había dado los primeros pasos para luego disfrutar de placeres nuevos o sufrimientos impensados. A todo esto comenzaba a sentir la erección de Fett, definidamente esto último le hizo palpitar su vulva, quería ya el final, aunque sabía muy bien que esto no iba a pasar por un largo rato.

. Fett, ¿A dónde me estás llevando? esto me está agradando.  ¿Qué me hiciste? ¿Me siento hipnotizada? Se siente tan dulce tu presencia…… Mmmm

.. Naciste para esto Soledad, déjate llevar, son tus fantasías hechas realidad, tan sólo eso, nada mas, nada menos…

Fett retiro sus manos, pero antes presionó la de ellas, como diciendo que se tenían que quedar donde estaban, luego recorrieron sus brazos haciendo unas pequeñas cosquillas y llegaron a los primeros botones del vestido. Lentamente desabrocharon cada uno de ellos, de arriba hacia abajo, lentamente. Ahora  sus manos de deslizaban por dentro, desde atrás besaba su cuello y le susurraba cada tanto palabras en su oído, frases precisas que levantaban olas intensas de placer en ella…

.. Vas retorcerte de placer y de dolor Soledad…
.. No tienes idea de lo que te espera…
.. Te voy a comer Soledad…

Ahora el obligó a ella a sacar las manos que estaban sobre el asa y la puso a costado de su cuerpo, el vestido se deslizó por los finos hombres de Soledad hacia el piso, quedó inmóvil haciendo una forma extraña circundando sus piernas. Fett tomó de vueltas sus manos y las orientó hacia el asa nuevamente, ahora Soledad noto la diferencia de temperatura, ya el mango empezaba a aumentar su temperatura, las cosas seguían avanzando y la idea de sentir como se iba calentando el agua que se usaría para su cuerpo empezaba a excitarla aún más.

Fett se arrodilló detrás de ella tomó uno de sus tobillos, lo levanto hacia atrás, desprendió un poco el calzado de su pie, Soledad experimento como eran mordidos su pies, desde los dedos hasta el talón, intento sacar las manos de donde estaban, pero un “no” apagado se escucho, debía permanecer como estaba, contemplando y sintiendo como su instrumento de placer y dolor se iba poniendo a punto, suspiro profundo, emitió un quejido de placer por las caricias que estaba recibiendo y volvió a su posición original, giro un poco su cabeza, le gusto verlo a Fett a sus pies propiciándole caricias y besos.

Luego de un tiempo, le ajusto el calzado de vuelta, retiro el vestido hacia atrás y el otro pie de Soledad corrió el mismo destino, ella no pudo evitar girar la vista hacia el otro lado, le explotaba la cabeza de verlo a Fett hacer esto, y el calor del asa que crecía, y su ropa interior que empezaba a pegársele a su vulva por la humedad, y todo era una escena nueva y fascinante, jamás había vivido una cosa así.

Antes que se diera cuenta su vestido yacía inerte sobre la mesada. Fett se incorporó, le habló al oído.

.. Me gusta el color te tu ropa interior, azulado profundo, como el color de la llama que está calentando el recipiente de tu dulce tormento…

Estas palabras resonaron con fuerza en su interior, “dulce tormento”, que sentido más amplio a lo que sucedería después….

Ahora agarró sus manos y las desplazo a al costado de la pava, Soledad suspiró con un quejido, mitad cargado de placer, mitad cargado de miedo…

Fett separo levemente las piernas de ella, cayó arrodillado nuevamente, corrió parte de la ropa interior que cubría sus partes más íntimas y su lengua se hundió suavemente entre sus curvas haciendo pequeños círculos, hacia un lado y hacia el otro, y poco a poco se iba introduciendo en su ano, más y más profundo, y Soledad ya no pudo controlarse, comenzó a quejarse de placer, un placer inédito, extraño, diferente, sabía que no podía soltar las manos donde las tenía, era necesario que fuera conciente plenamente de la temperatura del agua y por otro lado la humedad de la lengua de Fett recorriendo su interior y bajando y subiendo y esa sensación de sus jugos que empezaban a brotar de su vulva similar a la lava de un volcán que estuvo en reposo durante años.

Y como esto fuera poco, Fett se incorporó lentamente, llevo un dedo a la boca de ella y los introdujo lentamente, simulando un pequeño pene que se abre camino para obtener los placeres más secretos.

 Luego se arrodillo nuevamente y pasando la mano por delante de ella hizo presión en su vulva lentamente, hasta que el dedo entró en ese receptáculo hermoso, cálido, húmedo por excelencia, ahora la lengua de Fett y su dedo se movían al mismo ritmo, los quejidos de placer de ella aumentaban irremediablemente, su primer orgasmo sería inevitable.

 Ahora Soledad le presto atención a los ruidos, su jadeo de placer, la respiración cortada de Fett, el roce de la lengua en su ano, el fuego de la hornalla, el silencio del resto de la casa y apenas imperceptible el sonido de las hojas en el jardín meciéndose afuera por el viento, nunca hubiera pensado que esa combinación de sonidos estuviera cargada de tanta sensualidad y placer, mientras todo esto sucedía, llego su primer orgasmo, intenso, largo, profundo, toda su vulva explotó, su caderas se hundieron hacia la lengua de Fett en un acto reflejo, el dedo quedó detenido en su clítoris haciendo la presión justa, empujado hacia el mismo lado, si todo hubiera terminado ahí hubiera estado más que perfecto, pero sabía que recién era el comienzo, se abandonó al éxtasis, sus manos inconscientemente se aferraron al calor del acero de la pava, no lo podía creer que todas esas sensaciones le estuvieran pasando al mismo tiempo y el orgasmo aún continuaba, parecía no tener fin, cerró los ojos…


Lentamente salió del mundo de sus percepciones, Fett se incorporó, tomo las manos de ella las retiró del recipiente y las dirigió hacia su miembro que ya asomaba por su pantalón, las manos tan caliente de Soledad le sacaron un suspiro a Fett, naturalmente ella se arrodillo, desabrochó otro botón y bajó parcialmente su boxer, y recorrió con su labios toda la extensión de su sexo, dejo una se sus manos en sus testículos y con la otra tomo el pene por la base, haciendo un anillo y apretando suavemente para que el glande se hinchara lo más posible, suavemente lo introdujo en su boca. La cercanía del fuego en su mejilla y el calor del miembro casi llegando al fondo de su paladar le producían sensaciones deliciosas, le encantaba sentirlo a Fett quejarse de placer, el pene había desaparecido, los labios de ella rozaban los testículos de él, Soledad había pasado sus manos por detrás y acompañaba su moviendo presionando ambos glúteos de su compañero, deseaba que eyaculara, regodearse con su néctar, quería gratificarlo por el hermoso orgasmo que le propició minutos antes. Experimento como temblaba de placer, como se hinchaban sus testículos, y lo retiraba de su boca y le pasaba la lengua, circundando todo el glande, y no dejaba de saborearlo y acariciarlo con sus manos que iban desde los glúteos de Fett a la base del pene. Realmente Soledad estaba haciendo esto con todas las ganas del mundo, realmente estaba pendiente de cada quejido, mirada o suspiro de su compañero de juego, cuando se dio cuenta que ya vendría la dulce descarga, las manos de Fett la separaron, llegó a ver un par de gotas saliendo de la punta del glande, y ayudada por esas mismas manos la incorporaron.

.. Aún no es el momento… a partir de ahora yo me encargaré del agua…

 
Segunda Parte – Aromas culinarios

Fett extendió el vestido sobre la mesada, de lado donde estaba la hornalla encendida y cerca de la bacha, levanto a soledad, y la sentó sobre el vestido, luego le hizo extender sus manos hacia adelante, tomo un trozo de la soga de plástico y ató sus muñecas, no las apretó para no lastimarla, ni marcarla, pero estaban lo suficientemente fuerte para que no se pudiera soltarse, luego hizo lo mismo con sus tobillos, seguidamente estiró todo su cuerpo sobre la superficie haciendo coincidir las caderas con la bacha, completo la tareas atando unos cabos desde las muñecas y desde los tobillos a puntos fijos, de manera que ella quedará estirada permanentemente.

Soledad se estremeció al verse así, inmovilizada, a la merced de su Amo, Qué haría con ella Fett?, ¿dónde vertería los primeros hilos del líquido? Mientras pensaba que tan caliente podría estar el agua de la pava sintió la presión del primer broche sobre el pezón izquierdo, luego el derecho.

.. Ahora debes entregarte totalmente, no tienes más remedio que aceptar que estás a mi disposición…

Con una seguridad absoluta contemplo como sacaba la pava de fuego, con una mano rodeo el pecho de Soledad y con la otra descargó parte el agua en el medio de uno de lo pezones arrancándole un gemido profundo de placer.

 . Ahhhh, está muy caliente… Ahhhhh

.. Por supuesto Soledad, que esperabas, y lo va estar más aún, por ahora te da placer… pero no va a ser todo el tiempo así…

Ella no sabía porque, pero el contacto brusco del líquido caliente sobre su piel y la presión del broche hizo que su vulva se estremeciera de vuelta, no podía decir que no le dolió; pero tampoco podía decir que no le había gustado, otra sensación nueva que nunca antes había experimentado.

Fett volvió la pava sobre la  cocina, pero no la puso directamente sobre la hornalla, sino cerca de ella, sabía muy bien lo que hacía, y estaba totalmente decidido a llevar la temperatura al límite de lo que ella podría soportar, este gesto disipo algún temor de Soledad, ella se relajó para recibir su castigo.


 Luego se acerco a la cara de ella, mientras acariciaba su pelo y sus mejillas hablo dulcemente contándole lo que le sucedería, para que se excitara aún más con el relato.

.. Estás como una chica Dolcett, que la están preparando para cocinarla y luego comerla…

. Ayyy, ayyy, ¿Que me harás?

.. Lo que se hace con un pedazo de carne exquisito, se la limpia y se la adoba delicadamente…

El tomó la pava nuevamente, el objetivo ahora fue su otro pezón, era increíble para ella, el agua estaba muy caliente ya, lo suficiente para que el cuerpo se arquera de placer rozando el límite del dolor.

. AAAAAHhhhhhhhhhhhh, hazme lo que quieras…

.. Por supuesto, eres mía, me perteneces…

Soledad llego a notar como salía vapor del pico, ¿Cómo fue llevada a este punto? No podía creer lo que le estaba pasando…

Ahora Fett puso su mano en su frete, le hizo arquear la cabeza un poco hacia atrás, acerco la pava a su cuello y comenzó a descargar abundante agua, fue desplazando la pava por el cuello, centro del pecho, cintura, ombligo  hasta llegar a su vulva, al final de recorrido el pico de la pava se quedó quieto en ese lugar, fueron quizás cinco o seis segundos o un poco más, pero a Soledad le parecieron horas, una vida. El cuerpo se contorsionó en toda su extensión arqueándose hacia arriba obligándola a exhalar e inhalar profundo…


Soledad tuvo su segundo orgasmo, mientras el agua caía lentamente desde el pico a su vulva… luego de varios segundos su cuerpo cayó sobre la mesada volviendo a la posición original, quedó rendida e indefensa nuevamente.

Fett tomo un repasador sobre sus pechos y parte del vientre, puso el recipiente al fuego nuevamente, abrió la heladera y buscó la miel, tomo un dispensador de madera del cajón de la mesada, mientras miraba fijamente a Soledad con una sonrisa insípida como diciéndole “Mira lo que te voy hacer ahora…” lleno el utensilio de miel y mientras ponía su mano sobre el asa de la pava con la otra mano hundía el dispensador en la vagina de soledad, la frialdad de la miel se derritió casi en el acto contrastando con la calidez de la piel, otras nuevas sensaciones que le arrancaron quejas amorosas a Soledad.


Fett empezó a masturbar lentamente, muy lentamente a Soledad, haciendo rotar hacia un lado y hacia el otro, presionando sobre el clítoris al mismo tiempo, una y otra vez, sin prisa, sin pausa. En pequeños círculos, con la yema de los dedos, no dejaba de mirarla a los ojos, desafiándola, sintiéndose el dueño absoluto de todas sus sensaciones.

Como un titiritero, Fett movía esos hilos invisibles con una precisión absoluta, Soledad sólo podía estar ahí, era su única opción, aceptar que ya era suya, su cuerpo y sus percepciones pertenecían a él.

Los murmullos de placer se distorsionaron en pequeños jadeos, los jadeos se ahogaron en palabras irreconocibles, estos últimos se mezclaban con suspiros y pequeños gritos de placer.

Lo último que escucho Soledad fue el silbido que anunciaba que el agua estaba lista, y la ansiedad incontrolada de ser tocada en ese punto la invadió por completo, ahora su cuerpo se fundió con los dedos de Fett que seguían haciendo su trabajo, sin ninguna compasión le seguían proporcionando a su compañera lo que necesitaba.

El cuerpo de Soledad explotó, arrancándole un grito de sus entrañas, su cuerpo se volvió a arquear hacia arriba pero ahora más pronunciadamente.

Como si fuera poco, Fett  tomó la pava, apoyo la misma sobre el grueso repasador que estaba cubriendo parte del cuerpo de Soledad. Ella pudo percibir como burbujeaba el agua, el calor pasó rápidamente a su piel, si quemarla, pero un calor intenso, le precipito otro orgasmo, luego de varios segundos quedó rendida inerte sobre la mesada, observó como la pava volvía a la hornalla de su cocina y cerró los ojos, nunca había tenido tanta satisfacción en su vida.

Ahora presto atención a los ruidos que Fett iba produciendo, percibió como giraba la llave para apagar el fuego, la pava que movía a la hornalla de atrás, el chirrido de la puerta de su horno que nunca había podido sacar, la perilla del horno que se hundía y el encendido del mismo. Pensaba que vendría, que hará Fett, era todo tan extraño, duro y dulce al mismo tiempo.

Abrió los ojos cuando Fett desató sus muñecas y sus tobillos, la alzó nuevamente, la hizo parar delante de la cocina e hizo que se arrodillará luego, sus pechos apoyaron sobre la tapa del horno, que estaba encendido, muy suave, pero encendido al fin, las manos de Fett buscaron las suyas, ahora él las puso en su espalda, las ató firmemente, abrió sus nalgas, se dirigió de vuelta hacia la heladera, trajo una hermosa manzana roja, pequeña, fue directamente a la boca de Soledad, ató su pelo atrás para que funcionara como una especie de rienda, Soledad ya no tenía duda de lo que vendría.

Fett se arrodillo y la tomó de la cintura con una mano y con la otra tiró suavemente de su pelo, obligó a Soledad a levantar la cabeza, ella vio el reflejo azul en toda su extensión del quemador del horno, ese calor suave, agradable, pegándole en parte de sus pechos y la cara, mientras disfrutaba esta nueva sensación, mientras la manzana ahogaba parte de sus quejidos, sintió como el pene de Fett se abría paso en su vulva, como parte de la miel se chorreaba por sus nalgas. Cada centímetro que el pene se introducía en su vagina crecían las ganas de sentirse así, totalmente entregada, la idea de ser el menú final por excelencia, y ese calor que no paraba de salir de las profundidades del horno, quería sentirse “a punto” para su compañero, la estaba poniendo “a punto”, tantas veces ella misma había cocinado a fuego lento tantas cosas ricas en ese horno, y ahora era ella la que estaba siendo “cocinada”, cocinada a fuego muy lento, en su propia cocina, y lo más raro era que se sentía bien con esta idea, y el pene que empezaba a su ritmo a entrar y salir, el orgasmo se avecinaba, el orgasmo de ambos, ya no aguataba más, se dejo llevar hacia el final, deseaba estar en un horno gigante que la contuviera toda, untada con las salsas más exquisitas del mundo, deseaba ser adobada por dentro con el semen de Fett, quería ser su comida, su manjar, no le importaba nada de nada, mientras todo esto se mezclaba, el calor de horno envolvente, el metal caliente de la tapa del horno sobre sus pechos, la mano de Fett tirando de su pelo, la manzana en la boca que le recordaba a cada instante que su cuerpo ya no le pertenecía y que sólo era un pedazo de carne, todo esto sucedía al mismo tiempo, se olvidó del mundo, “quería ser comida”, “quería ser asada delicadamente por su compañero”, “ya no le importaba el mundo, sólo ella y él”, que su cuerpo sirviera para alimentar a su amante y darle el último placer, pertenecer a él completamente para siempre, “ser parte de él”. Y entonces sintió el semen caliente en su interior, ella estalló, se abandonó al universo, sintió que sería de Fett para siempre, “había sido preparada y cocinada”, se había convertido en la cena principal, hasta se imagino servida en la mesa, humeante, imaginando el rico aroma de su carne cocida,  valía la pena terminar así,  quedó desvanecida de placer. 


 
Epilogo – Deseos Conectados

El libro se desprendió de las manos de Soledad, cayó sobre el vaso que estaba en el piso, el ruido la trajo de vuelta a la realidad, Sin saber si habían pasado minutos u horas, la tarde estaba más fresca y ya no había vestigios del sol en las paredes circundantes.

Lentamente se levanto de la reposera, respiro profundo para tratar de despertarse un poco, se estiró, miro la hora en su celular, notó un par de mensajes sin importancia.

Mientras caminaba hacia la casa, no podía creer el sueño extraño que había tenido, su vulva estaba mojada, no le pasaba esto desde hacía años, quizás desde que era adolescente.

Entro a la cocina, inconscientemente, buscó la pava enorme que no usaba hace años, la puso al fuego bien llena de agua, sin saber porque lo hacía, simplemente la puso. Mientras miraba la pava en la hornalla hipnotizada, se sentó a la mesa, activo su computadora personal, se conecto inmediatamente a su página de Chat preferida, le escribió a Fett: “Hola, como estás, estaba pensando… ¿Qué te parece? ….”  

La pava permaneció en el fuego todo el tiempo que Soledad escribió….

(continuará)

NdE: Lo que leyeron es un relato escrito -formidablemente, agrego- por un amigo de Mazmorra.net, Fett. Fantasía que me incluye como co-protagonista según su siempre fértil imaginación. Obvio que no tenemos -ni él ni yo- ilustraciones acordes al texto, salvo la B&N que publicamos. De modo que tomé algunas fotos de un hilo del Foro de Mazmorra.net. Espero que lo hayan disfrutado al leerlo como yo al editarlo. La sergunda parte se pone mucho más intensa...
Soledad FAB

1 comentario:

  1. No puedo llegar al final sin masturbarme pensando en vos bella Sole... beso Vikingo

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