domingo, 5 de enero de 2014

Proyectando frustraciones

Es terrible cuando alguien, por lo que sea que se imagine, o verifique al mirarse en el espejo y ve a otra persona y no a quien se imagina que es, es terrible, decíamos, que transfiera esa rabia contra sí en una actitud negativa hacia el afuera. Diría aquel de la silla de ruedas "para-otro". 


Según los axiomas populares todo tiene solución, salvo la boludez y la muerte. De lo primero no se sabe si exista alguna pócima para menguar, al menos, los efectos que tiene sobre la conducta aparente esa inundación de imbecilismo que se mezcla en el citoplasma. De lo segundo podemos imaginar que habrá una reconversión energética y no otra cosa. 

Entonces, nos alegramos porque ese espejo que refleja curvas no buscadas que recuerdan muñecos franceses de propaganda de caucho sintético, son posibles de solucionar. Solucionar si, como sospechamos, tal persona está haciendo esfuerzos supremos para meter p'adentro el sobrante que pugna por salir a pesar de corsés o fajas. 

Para que pueda modificar lo modificable (recuperar imagen frente a su espejo que no miente) necesitará decisión, voluntad para ejercerla, disciplina para mantenerla y dinero para invertir en un gym serio -no sólo para ver quién le roza las nalgotas- en un médico que controla y en una dietóloga que diseña los menúes que ingerirá la susodicha. Y mantener relaciones sexuales lo más frecuentemente posible. Esto último es determinante para la salud mental, en primer lugar, y el buen humor como efecto resultante. 

Evitar, a pesar de la gran tentación que lata en su útero, el entregarse por lo que sea para que al fin tenga un señor entre la V de sus piernas. O provocarse costras en las rodillas por el permanente hincamiento a fin de tener acceso a alguna caricia en la cabeza antes del derrame. No vale la pena. 

Esto de que no valga la pena lo sabe y forma parte, luego, de esa acumulación de bronca interna, de bilis, de incomodidad con ella misma que la lleva a reaccionar mal, casi como un varón marginal por el tono de su lenguaje, basto y chato. 

Si a las colegas de más edad cuestiones como las apuntadas son cuasi entendibles por la mayor dificultad que enfrentarán en caso de pretender reversiones en lugar de cubrir los espejos; en mujeres más jóvenes casi es una falta de respeto a la vida. Teniendo juventud y no padeciendo ninguna enfermedad deformante o inmovilizante, no actuar en el sentido que desean para evitar el test íntimo y no publicable del reflejo simétrico es lamentable. Así se las lee luego, caprichosas, aplastadas y torciéndose muy enfáticamente hacia el discurso de la apariencia antes que de la eficacia. 

Están, claro que sí, las colegas que asumen con alegría el rompimiento del molde impuesto por una cultura sesgada y ejercen su femineidad en plenitud sin necesidad de sacrificarse con cordones que ajustan o apretujones que provocan disnea. Chapeau para ellas, claro que sí. 

De algún modo -aunque no siempre lo pensamos así- ellas, éstas últimas, son como vernos a nosotras mismas en 10, 15 años más y por ello, aprendemos. 

Al portal llegamos a divertirnos bajo los parámetros de la alternativa sexual que es la matriz convocante. Claro está que cada cual puede interpretarla a su modo -como yo misma- y erigirla en una especie de nova religión donde las reglas estrictas, las culpas, las sanciones y el lobo feroz o el hombre de la bolsa tienen sus lugares asignados en la imaginería de dichas personas. Otras más entrarán y se van con la misma rapidez de un vuelo transoceánico, luego de probar, ejercer, contactar, chatear y quién sabe qué más. A nadie debería de molestar, entonces, ni a los excelsos religiosos del SM ni a quienes nos gustan alternativas muy intensas como a aquellas otras personas que llegan y se van cuantas veces les venga en gana, que unos, otros y otros más hagan o dejen de hacer lo que les plazca. Siempre que no pretenda, cada grupo, imponer sus intereses y deseos a los demás. 

Por último, ejercer un poder relativo sólo por usar una boina prestada no es realmente ejercer otra cosa que una comedia donde el portador de tal adminículo se configura en payasesco si, fuera del marco de esta vivencia virtual, pretende algo más que entender que al desconectarse todo se termina... Más allá de las relaciones personales extra-virtualismo. Y por las dudas, enfatizar el deseo de que esas cuestiones extra-virtuales no afecten, luego, las relaciones virtuales a las que nos avenimos cada vez que ingresamos al server.

Buenos vientos...

 p/Soledad FAB 

"L'Equip"

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