lunes, 24 de marzo de 2014

Aunque parezca que no tiene que ver...

Si estuviésemos viviendo aquellos días, no podríamos estar como estamos ni decir lo que decimos ni expresar nuestros deseos como nos venga en gana. Pero lo que publicaré es lo que escribíó un amiguísimo, periodista, en su medio diario en el día de hoy. Aún aquellos fascistas que debatieron conmigo hace meses en Mazmorra, no podrán rebatir lo que él dice. Si lo hacen, seguramente añoran tener sus cabezas estrechadas por una gorra. Bueno, aquí está lo de él.

EL TIEMPO PASA PERO NO OLVIDAMOS
A 38 años del inicio del genocidio
Falta muy poco por saber. Lo más importante, sin duda. Pero a nadie escapa lo que fue el genocidio argentino a mano de ese grupo amalgamado que laboró para entregar nuestra Argentina como una gran estancia y factoría a las corporaciones que la reclamaban vía sus protectores yanquis.
Estamos recuperando la dignidad como ciudadanos. Cuesta mucho ponernos de pie ante nosotros mismos y la Constitución. Años de años para los que superamos los 50 años, de gobiernos pseudo democráticos con asaltos al poder por las bayonetas. El temor de salir a la calle sin documentos, el pelo largo, las reuniones de charlas nocturnas en las esquinas. Todo eso y más podría significarnos pasar la noche en una comisaría dando explicaciones sobre lo que no hacíamos ni hicimos. La censura a todo, libros, libretos, guiones de televisión, programas, revistas. El silencio cómplice de los diarios que alentó a los asesinos a mayor impunidad aún. Los cómplices de ese genocidio que nos hablaban por la televisión con sonrisas de dientes perfectos y rosas rojas rococó. El engaño de colectas y la transferencia de fondos al exterior; los créditos del BANADE (Banco Nacional de Desarrollo) que obtenían los amigos del jefe real de ese genocidio -José Alfredo Martínez de Hoz- y que luego, un empleado destacado y sumiso como Domingo Cavallo, mixturó la deuda externa de esos privados con la inútil y corrupta deuda externa estatal, dejando al Estado inerme para cuando pudiera ir contra los falsarios de importaciones y exportaciones que sólo fueron triangulaciones para quedarse con todo.
Esto y más, incluso ventas de campos, aprietes a pequeños chacareros, denuncias a los grupos de tareas de comisiones internas en fábricas y empresas; secuestro, tortura y muerte de sindicalistas, estudiantes, obreros, amas de casa, inocentes, distraídos, quien sea. Terror, esa era la semilla que arrojaban al voleo para que se cerraran persianas y a la caída del sol las calles fueran sólo de los lebreles y de las putas -que sí tenían libre circulación-.
El cierre de fábricas y de empresas fue abominable pero mucho peor lo fue cuando asumió el supuesto salvador que llegó de La Rioja, tan funcional a los militares él cuanto su hermano -que había sido interventor de los militares en su propia provincia-. En tiempos de la comadreja riojana se cerraron más fábricas y negocios y comercios y empresas. A punto tal que aquel nefasto personaje -Martínez de Hoz- felicito a Carlos Menem por haber hecho más de lo que ellos (los genocidas que él comandaba) se habían animado a hacer.
Todo esto se fue sabiendo porque es imposible ocultar la verdad que estaba atada con hilos putrefactos a poca profundidad. Bastaba alguien con olfato, conocimiento y por sobre todo, coraje, para hurgar entre las piedras, rasgar la tierra seca y romper el envoltorio para que se encontraran toneladas de testimonios, pruebas, datos que fueron dando mayor gravedad a lo que se inició como un golpe económico aquel 24 de marzo de 1976 cuando la Presidenta montaba en el helicóptero cerca de las 11 de la noche.
El comunicado de esa junta de asesinos indicaba que el país quedaba bajo el mando "operacional" de ellos, de la junta y que encarcelaban a la Presidenta y, siguiendo todo el protocolo institucional decisorio. Lo que nos llamó la atención fue que también mencionaban al Procurador del Tesoro, al doctor Edgar Sa. ¿Por qué a un funcionario de tercera línea se lo mencionaba en conjunto con los número 1 y 2? Porque Edgar Sa fue el que firmó la opinión de la procuración respecto de la expropiación de la compañía de electricidad ITALO ARGENTINA por la suma total de no más de 43 millones de dólares. Esa compañía era propiedad de Martínez de Hoz y de Soldatti. Luego, cuando se hicieron del poder de facto, el pago por la ÍTALO subió a los 430 millones de dólares. Se entiende por qué Edgar Sa estaba entre aquellos inicialmente nombrados como delincuentes a poner en prisión.
Cientos de miles de casos de tortura seguida de muerte, desapariciones, la horrenda constancia de haberse arrojado seres humanos vivos desde aviones de la Armada y del Ejército al río o al mar. Manuales de tortura provenientes de los militares franceses actuantes en Argelia; las constancias ídénticas de lo actuado por boinas verdes y comandos especiales en Viet-nam y Cambodia. Y la siempre presente doctrina de la santa Inquisición con sus sádicos métodos de tortura. Todo fue aplicado por esos militares ¿argentinos? a favor de la aplicación de un plan económico que sometía, de por vida, a la Argentina, retornándola al papel de colonia aunque esta vez de los yanquis antes que de los británicos como lo había venido siendo.
Todo está en la memoria, como dice Leo.
Y como todo está en la memoria, desde hace años reclamamos, desde APC, que se vaya por los curas que favorecieron, encubrieron, colaboraron y denunciaron a ciudadanos -mujeres y hombres- que se confesaban, confiados, en las iglesias. Curas que bendicieron armas cuyas balas matarían a ciudadanos argentinos; curas que consolaron a los pilotos de los aviones que arrojaban personas vivas al mar; curas que abusaron de menores y fueron encubiertos por los entorchados (que en no pocos casos, también se proveían de menores para abusar).
Hubo un gran colchón donde descansó el genocidio y ese colchón estuvo repleto de civiles cómplices. Pero hubo otro más importante que fue el de la Curia y de la Iglesia argentina.
Entoncse, es hora de que esos curas, monseñores, párrocos y directores sean convocados a declaración indagatoria. Ellos fueron cómplices de delitos de lesa humanidad y estos no prescriben.
Así también, desde APC y en cuanto foro intervenimos, solicitamos al Vaticano que abra sus archivos secretos respecto de la Argentina y Suramérica, desde 1973 hasta 2003. Ahora, con Bergoglio reciclado a Francisco y su histrionismo de buen pastor, repetimos el pedido y solicitud: que se abran los archivos secretos del Vaticano respecto de nuestra Répública y Suramérica en el período señalado.
Menos palabras y más acción, Bergoglio (a) Francisco.
Hoy día están las mismas fuerzas que apoyaron el genocidio, ensoberbecidas, henchidas de odio y hambrientas de sangre argentina. Tenemos la ley de nuestro lado y a una Presidenta que como bien la bautizó su extrañado marido, es "Presidenta Coraje".
Esta vez, en serio y para siempre, hagamos tronar el escarmiento.

Roberto Otero

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