Todo esto que rememoramos pasó, se pensó, se escribió hace centurias como mínimo por la sensación del tiempo pasado que es más interior que cronológico.
De modo que si las mujeres envidiábamos el pene o teníamos la falta, es una concepción machistoide de la que, obviamente, Freud no pudo sustraerse.
Ni envidiamos ni nos falta nada.
Por último, hagamos lo que nos plazca siempre que a solas sea posible y con otra(s) persona(s) sea admitido. Si no se tratase de matar a "el Otro", o de lastimarlo gravemente (no hablo del ambiguo y sentimentaloide dolor moral), seamos plenos y felices sin cuestionar absolutamente nada porque así como para los griegos la belleza tenía una relación divina con "la verdad", en la actualidad (al menos para mí) lo que produce, genera y comparte gozo y placer, está bien.
Besitos y gocen
delicatae
Soledad FAB
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