Por qué
debemos mantenernos atentas y no dar pautas personales…
No se trata
de vivir en un estado paranóico mirando a los costados con ojos desorbitados y
temblor en el cuerpo. De ninguna manera. La prevención no significa incorporar
modos y formas de lo prevenido sino de evitar que aquello negativo que
percibimos como posibilidad, jamás nos alcance. Sería ideal.
¿A qué
diablos me refiero si la anonimidad, en los chats, es ley universal?
En un
portal cuyas salas son temáticas, empezando por la principal que lleva el
nombre del sitio –Mazmorra-, se nos presentan muchas posibilidades de expresar
los secretos más recónditos en materia de alternativas sexuales que imaginemos.
En el plano de la fantasía a la que accedemos, tal vez, en un “privado” con
otra persona, generalmente del sexo opuesto al nuestro, avanzamos por terrenos
de muy difícil –si no imposible- tránsito fuera de ese ámbito virtual.
En líneas
generales, la alusión a las pedofilias
es constante. Tal la calificación que
desde el machismo freudiano se conoce a las alternativas
que cada humano ser decida-elija para satisfacer esa pulsión que le golpea las
sienes y contrae su vientre.
Hasta aquí,
todo perfecto. A pesar del juicio de
valor que pudieran expresar quienes se disfrazan de correctos en una sociedad que cobija a los hipócritas y los
cínicos, desde funcionarios hasta curas y rabinos pasando por las ONG’s a favor
de o asociaciones sin fines de lucro que ganan fortunas bien disfrazadas.
El peligro
latente es que en el ámbito del BDSM pueden esconderse algunos seres de
pensamientos negros y actuar delincuencial. No me refiero a los que buscan
vivir de las mujeres novatas jugándola de dominantes
y encandilando a esas mujeres que, a su vez, buscan desesperadamente lograr
otra experiencia mental-corporal que la abulia en la que, hasta el momento de
ingresar a Mazmorra, se movían. No. Este tipo de gusanos quedan expuestos con
el corto paso del tiempo. Y con el tiempo, también las víctimas se enteran y
rompen ese cascarón ilusorio con el que justificaron lo injustificable.
El peligro
es otro: que dentro de portales como Mazmorra y otros, se escondan quienes son,
en la vida real, maltratadores reiterados, vejadores de mujeres, despreciables
sujetos que conciben su universo vital como un campo donde la caza de la hembra
es su más destacada virtud personal.
Utilizando
la ignorancia de las recién llegadas, perfilan las condiciones a las que esa
mujer debería adherir-aceptar como sine
qua non para lograr el acceso al BDSM en condición de sumisa.
Así comienza
el calvario de esas colegas de sexo que tienen la mala fortuna de encontrarse
con sujetos de tales características. ¿Por qué? ¿Es algo no prevenible?
Se puede
prevenir, claro que sí. Requiere de educación.
O sea, educar en BDSM. Que las novatas no sean sorprendidas por lo ya expresado
a manos de vividores-castigadores-maltratadores.
El tema es
grave porque en nuestra Argentina, cada
31 horas muere una mujer a manos de un hombre. Por femicidio. ¿Cómo podemos saber si una u otra u otra más de las que
vimos con nick en la sala, no terminan en un zanjón atravesadas por puñaladas?
¿O que no aparecen sus cuerpos?
Exagero,
dirán. No creo que la prevención sea exagerar si, como dice la estadística oficial (que en general es
menor a la realidad), cada día y siete horas una mujer es asesinada.
Prevención es información. Y aquí es donde los
administradores de portales como Mazmorra, deberían exprimir sus neuronas para
establecer un modo eficaz de llegar a las nuevas, dejando en claro que el BDSM
no es pegar y castigar.
Soledad FAB
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