sábado, 7 de mayo de 2016

La prevención del anonimato.

Por qué debemos mantenernos atentas y no dar pautas personales…

No se trata de vivir en un estado paranóico mirando a los costados con ojos desorbitados y temblor en el cuerpo. De ninguna manera. La prevención no significa incorporar modos y formas de lo prevenido sino de evitar que aquello negativo que percibimos como posibilidad, jamás nos alcance. Sería ideal.

¿A qué diablos me refiero si la anonimidad, en los chats, es ley universal?

En un portal cuyas salas son temáticas, empezando por la principal que lleva el nombre del sitio –Mazmorra-, se nos presentan muchas posibilidades de expresar los secretos más recónditos en materia de alternativas sexuales que imaginemos. En el plano de la fantasía a la que accedemos, tal vez, en un “privado” con otra persona, generalmente del sexo opuesto al nuestro, avanzamos por terrenos de muy difícil –si no imposible- tránsito fuera de ese ámbito virtual.

En líneas generales, la alusión a las pedofilias es constante. Tal la calificación que desde el machismo freudiano se conoce a las alternativas que cada humano ser decida-elija para satisfacer esa pulsión que le golpea las sienes y contrae su vientre.

Hasta aquí, todo perfecto. A pesar del juicio de valor que pudieran expresar quienes se disfrazan de correctos en una sociedad que cobija a los hipócritas y los cínicos, desde funcionarios hasta curas y rabinos pasando por las ONG’s a favor de o asociaciones sin fines de lucro que ganan fortunas bien disfrazadas.

El peligro latente es que en el ámbito del BDSM pueden esconderse algunos seres de pensamientos negros y actuar delincuencial. No me refiero a los que buscan vivir de las mujeres novatas jugándola de dominantes y encandilando a esas mujeres que, a su vez, buscan desesperadamente lograr otra experiencia mental-corporal que la abulia en la que, hasta el momento de ingresar a Mazmorra, se movían. No. Este tipo de gusanos quedan expuestos con el corto paso del tiempo. Y con el tiempo, también las víctimas se enteran y rompen ese cascarón ilusorio con el que justificaron lo injustificable.

El peligro es otro: que dentro de portales como Mazmorra y otros, se escondan quienes son, en la vida real, maltratadores reiterados, vejadores de mujeres, despreciables sujetos que conciben su universo vital como un campo donde la caza de la hembra es su más destacada virtud personal.

Utilizando la ignorancia de las recién llegadas, perfilan las condiciones a las que esa mujer debería adherir-aceptar como sine qua non para lograr el acceso al BDSM en condición de sumisa.

Así comienza el calvario de esas colegas de sexo que tienen la mala fortuna de encontrarse con sujetos de tales características. ¿Por qué? ¿Es algo no prevenible?
Se puede prevenir, claro que sí. Requiere de educación. O sea, educar en BDSM. Que las novatas no sean sorprendidas por lo ya expresado a manos de vividores-castigadores-maltratadores.

El tema es grave porque en nuestra Argentina, cada 31 horas muere una mujer a manos de un hombre. Por femicidio. ¿Cómo podemos saber si una u otra u otra más de las que vimos con nick en la sala, no terminan en un zanjón atravesadas por puñaladas? ¿O que no aparecen sus cuerpos?

Exagero, dirán. No creo que la prevención sea exagerar si, como dice la estadística oficial (que en general es menor a la realidad), cada día y siete horas una mujer es asesinada.

Prevención es información. Y aquí es donde los administradores de portales como Mazmorra, deberían exprimir sus neuronas para establecer un modo eficaz de llegar a las nuevas, dejando en claro que el BDSM no es pegar y castigar.


Soledad FAB

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