Relato cuya autora es una admirada colega, Gotitas de Pasión. Les va a encantar.
Es verano, el calor apremiante y húmedo se hace sentir desde el antes del alba, espero la lancha sentada en el muelle implorando aunque sea sentir una suave brisa que me refresque, pero no, la brisa nunca llegaría. El viaje hasta el centro de la ciudad es una verdadera tortura y aunque las grises nubes van ocultando lentamente el sol abrazador, la densa y pegajosa humedad no alivia en nada el agobiante calor.
Es verano, el calor apremiante y húmedo se hace sentir desde el antes del alba, espero la lancha sentada en el muelle implorando aunque sea sentir una suave brisa que me refresque, pero no, la brisa nunca llegaría. El viaje hasta el centro de la ciudad es una verdadera tortura y aunque las grises nubes van ocultando lentamente el sol abrazador, la densa y pegajosa humedad no alivia en nada el agobiante calor.
Son las
ocho de la mañana, estoy entrando a mi oficina cuando escucho el sonido de mi
móvil que anuncia la llegada de un mensaje de texto, acomodo mis cosas sobre el
escritorio, preparo una taza de café y me siento tranquila a desayunar.
Aprovecho ese momento de soledad, para revisar el mensaje recibido –pensando
por el horario que era alguna publicidad- para mi sorpresa, no lo era, sino uno
de él, mi compañerito de juegos, mi bello y querido compañerito.
_
Buen día princesa ¿Cómo estás? ¿Vas a la ofi hoy?
_
¡Buen día bonito! ¡Bien, gracias! ¿Y vos? Ya estoy. – respondo.
_
¿Sale cafecito hoy? – pregunta.
_
Para vos…siempre. –le digo.
_
Daleee tipo once paso. –afirma.
_
Buenísimo, te espero. –contesto.
_ Te
veo en un rato. Besos.
_ Te
espero. Besos.
Dejé el
celular e intenté ponerme a trabajar para calmar la poco común ansiedad que sentía,
pero no pude concentrarme en mis tareas, eso era una misión casi imposible.
Tener esa breve conversación alteró mis sentidos, mis adormecidos demonios se
habían despertado y solo querían jugar. Hacía mucho que no me sentía así, con
esas ganas impresionantes de que llegase la hora de verlo, en vano regresaba a
cumplir con mis obligaciones, casi enseguida volvía a mirar el reloj, daba la
sensación que los minutos pasaban demasiado lentamente, como si por algún
motivo el tiempo se hubiese detenido.
Mientras
tanto el deseo iba creciendo dentro mío, las ganas de sentir sus manos
recorriendo mi cuerpo, sus besos apasionados mientras tira mi cabeza hacia
atrás tomando mi pelo, sus dientes dando suaves mordiscos en mi cuello, en mis
hombros. Cierro los ojos para repasar mentalmente alguno de los momentos que
hemos pasamos juntos. Cómo lo deseo, necesito que venga y me haga suya aquí y
ahora.
El cielo
se había vestido de un gris tan oscuro que parecía negro, los truenos empezaban
a irrumpir en el aire con su estruendoso sonido. En ese momento mis deseos de
verlo le iban cediendo lugar al temor de que por el mal tiempo no viniese.
Parada
frente a la ventana con una taza de café en las manos, observo caer la copiosa
lluvia, mis esperanzas de verlo se desvanecen con cada gota de agua, con cada
trueno que hace vibrar los vidrios de la ventana por la que absorta observo la
cortina de agua que cae como presagio de un alivio que finalmente no llegará.
Luego de una media hora la lluvia cesa dejando tras su paso solo una mayor y
asfixiante humedad.
Cerca de
las once y media suena el timbre de la oficina, mi corazón da un vuelco, mi
pulso se aceleró, ¡Uuff me siento como una colegiala que va a su primera cita!
Acomodo mi ropa, mi peinado, abro la puerta con una enorme sonrisa, realmente
estaba feliz de verlo. Traspasa la puerta me toma en sus tiernos brazos
acaricia mi espalda, me besa, me mira sonriendo.
_
¡Hola mi reina, que linda que estás! –dijo.
_
Hola, gracias. – respondí casi con la mirada baja, sintiendo que mis mejillas
se iban poniendo rosadas.
_ Ja
ja ja –larga una carcajada- ¿¡Hey que pasa bonita te pusiste colorada!? –
comenta.
_
Nada, no sé porque reaccioné así. –respondí incómoda por mi infantil reacción.
El sonido
del teléfono, me hace zafar del incómodo momento y mientras atiendo le indico
con la mano que tome asiento en el escritorio que está al lado del mío.
Me mira
sonriendo con picardía, asintiendo con la cabeza, mientras se acerca a mi lado,
pasando por detrás de la silla, se para a mi lado, acerca su boca a mi oído y
susurra ¿Nerviosa nenita? al tiempo que me da un chirlo en mi nalga derecha,
asiento con la cabeza, ya que estaba imposibilitada de hablar por estar con un
cliente al teléfono. Se aleja unos centímetros se sienta y me observa como
quien estudia su presa. Terminada la conversación que mantenía por teléfono, me
siento mirando a sus ojos le pregunto por sus vacaciones, me cuenta con detalle
su viaje, se interesa por las mías, le cuento lo bien que la pasé.
_
¿Un café? – pregunte.
_
Sí, pero uno chiquito. – pidió.
Al pasar
frente a él, deliberadamente acaricia mi mano, me detengo observo su con
detalle su rostro que ahora lucía una crecida y prolija barba canosa , me
acerco tomo con ambas manos su cara, le beso con suave roce sus labios, me
alejo dos pasos e intento girar para ir a preparar el café cuando siento que me
agarra con fuerza la muñeca, tira de ella acercando mi cuerpo al suyo, parada
frente a él lo abrazo con cariño él apoya su mejilla sobre mis tetas que habían
quedado justo a la altura de su cara, levanta la vista mirando a mis ojos
sonríe cómplice del mismo deseo hunde su cara en las tetas. Suspiro.
_
¡Mmmmm son realmente hermosas! – dice mientras las presiona fuerte, el deseo va
en aumento, solo deseo sentirlo dentro mío, pero no sé a qué hora llegará mi
compañero e intento alejarme nuevamente.
_
¡Shhh! Quietita! ¿A dónde querés ir? – pregunta mientras se levanta y muerde mi
cuello a la vez que tira de mi pelo-
_ A
preparar el café. –digo buscando su mirada, esa mirada que había dejado de ser
cálida para transformarse en una perversamente severa.
_
No, el café lo dejás para después, ahora te quiero a vos…además vos lo tomás
cortado y yo tengo mucha leche para darte. –dijo mientras abría mi blusa
dejando mis pechos expuestos. Que lindos que son – repite mientras los amasa y
los saca del sostén.
Se
sienta, me atrae hacia él, toma mis pechos con ambas manos, los apreta, los
besa, mordisquea los pezones, me sostengo de sus brazos, acaricio su pelo y
entrelazo mis dedos en él, siento la humedad creciendo en mi interior,
desesperada busco su boca, quiero sentir su sabor, su lengua jugando con la
mía, como sus dientes muerden mi labio inferior, nuevamente mi cuello, mi
hombro, su lengua recorre mi cuello siguiendo el camino que lo haga llegar
hasta nuevamente a mis pechos, toma uno con sus manos, mientras lo chupa empujo
su cabeza sobre él buscando que los succione con más fuerza, siento que una de
sus manos suelta mi pecho y va en busca del otro pezón lo presiona entre sus
dedos al tiempo que lo gira de un lado a otra infringiendo cada vez más fuerza.
_ Pará –
le ruego. Por favor no sigas, estoy por acabar y si lo hago voy a empapar mi
ropa y no tengo otra para cambiarme, eso sin contar que llamaría mucho la
atención al volver a casa. – digo con la voz que empezaba a estar entrecortada.
Suena el
teléfono, lo miro y con mi dedo índice señalo el escritorio como diciendo tengo
que atender, duda un segundo, pero se corre para que pueda atenderlo, voy al
escritorio tomo el aparato para responderlo, mientras lo hago siento sus manos
que me tocan las nalgas, las acarician suave, les da otro chirlo, suelto un
leve ¡Ay! La clienta me pregunta:
_
¿Qué pasó?
_
Nada, giré la silla y me golpee la rodilla contra la pata del escritorio.
–miento.
Mientras
mi Señor sigue acariciando mi cadera lleva sus manos hacia mi concha, la
acaricia, desprende el pantalón mete su mano dentro del mismo para jugar con mi
vulva por unos minutos, luego los baja lentamente besando mis nalgas, mis
piernas me indica que levante un pie, luego el otro para poder quitarlo, lo
deja sobre una silla. Sus manos vuelven a posarse sobre mi vulva la acaricia,
la aprieta, la manosea toda, mete sus dedos por entre mi culotte presiona los
labios cerrándola, me muerde. ¡Por favor pará un segundo! Pienso ya que
continúo con la clienta en la línea, respiro profundo para poder responder las
preguntas absurdas e inoportunas de la cliente, cuando siento que me baja la ropa
interior y con una regla de metal que encontró sobre el escritorio de mi
compañero comienza a spankearme, cada plaf invade el ambiente, mientras cierro
mi puño aprieto mis dientes para no gemir, sonrío presa de los nervios ya que
estoy segura que el sonido resuena del otro lado de la línea. La adrenalina que
genera la situación es tremenda (tener a una clienta en línea explicándome
cosas, de las que tomo debida nota para no olvidarme, intentar mantener un tono
de voz normal mientras él jugando conmigo, es sublime) aumenta tanto el placer
que lo lleva a niveles insospechados, siento como el calor va subiendo en mi
interior, el morbo estalla en mi cabeza mientras mis perversos demonios dan
volteretas de alegría, mi lado oscuro había abierto sus puertas para que ellos
salgan a jugar.
Me
spankea, acaricia mi enrojecida nalga para calmar el picor, mete sus dedos
dentro mío, los mueve cada movimiento aumenta mi placer mi deseo, sigo sin
poder gemir ni acabar, sonrío busco ver su cara por encima de mi hombro está
llena de morbo, uno tan especial que deja ver como disfruta el momento, tanto
como nunca lo había hecho antes.
Termino
la conversación, gimo de placer, inclino mi cuerpo sobre el escritorio saco la
cola y espero el próximo chirlo al sentirlo siento una gran necesidad de
acabar, cogeme por favor te necesito dentro mío. –le digo.
_
¿Querés pija putita? – pregunta, me da otro chirlo.
_
Sí, quiero tu pija dentro mío, sentir como me embestís duro y más duro. –
respondo.
_ Me
parece que las vacaciones hicieron que olvides tus modales, eso tendrá un
precio, bonita. – masculló entre dientes.
Tirando
de mi pelo me aleja del escritorio, me hace colocar las manos detrás de mi
nuca, saca dos manitos sujeta papeles del cajón, pone una en cada pezón, me
indica que me incline sobre mi silla para que mi culo quede más alto y cómodo
para poder castigarme, y los broches rocen la silla con el movimiento, una
palmada tras otra van picando cada vez más mientras siento que mi culo se va
poniendo cada vez mas rojo. Cuando una pica demasiado grito ¡Ouuuch!
_
¿Pica, duele? –pregunta.
_ Sí
y mucho. – respondo.
_
Pero a pesar de eso… seguís sin recordar tus modales, me parece que
definitivamente las vacaciones te hicieron mal. – afirma.
_ Lo
siento Señor, le pido que me disculpe, pero la alegría de volver a verlo y el
deseo de ser nuevamente suya es tan grande que me perdí en la emoción. – me
excuso.
_
Esos no son motivos para no recordar como debes comportarte, Zorrita. –
asegura.
_
Vuelvo a implorar su perdón, mi Señor. – suplico. Lo único que deseo es que me
coja, esta demora me está matando, y mi culo sufriendo las terribles
consecuencias de mi actuar ¿Me podré sentar mañana? Pensaba.
Se para
detrás mío, acerca su pija a mí, me empala de una, se mueve una, dos, tres
veces y acabo tan fuerte que dejo un enorme charco en el piso y expulso su pene
de mi vagina.
_
¡Wowwww! Que squirt, nunca vi algo así. – comenta mientras vuelve a poner su
pija en mi concha y su dedo dentro de mi culo sin dejar que mis nalgas
descansen de sus chirlos.
Se mueve
fuerte muy fuerte, acompaño con el movimiento de mis caderas su ritmo y llego
de nuevo al orgasmo. La saca y me mete los dedos, primero uno después otro y
otro y otro hasta tenerlos todos dentro mío, los mueve dentro y hace presión
con su puño, el dolor se empieza a sentir, pero es un dolor placentero,
excitante…gimo y acabo, pido mas y vuelvo a acabar.
_
¡Que linda zorra multi que sos! – dice.
_ No
pares por favor quiero más mucho mas. – suplico cuando siento que su mano
empuja dentro mío y el placer me hace acabar otra y otra vez.
No sé
cuánto tiempo estuvo practicándome el fisting, pero me dio muchísimo placer.
Saca su mano pero deja dos dedos dentro e introduce su pulgar en mi culo, me
pajea fuerte mientras regresa al spank, acaricia mi espalda con dulzura, el
costado de mi pecho y sin que perciba su intención de repente tira del broche
que seguía presionando mi pezón, siento dolor, mucho más del que alguna vez
hubiese experimentado. Me gusta, me gusta en demasía creo que mi lado
masoquista está saliendo a la luz.
_
Bien putita, ya recibiste demasiado placer ahora me vas a recompensar, me vas a
demostrar cuán agradecida estás, te vas a tomar toda mi leche. Arrodíllate y
abrí grande la boca.
Hago
lo que ordena, me arrodillo ante él con la boca bien abierta, me pone su pija
en la boca para que la coja. Se detiene para dar otra orden.
_
Quiero que la chupes y te tomes toda mi leche, cierro los labios alrededor de
su pija dura, subo mi mano izquierda para pajearlo mientras la chupo toda, él
me agarra del pelo para marcar el ritmo con el que desea que lo haga, me la
mete hasta la garganta y la saca una y otra vez hasta que llena mi boca de
leche, la limpio hasta sacar la última gota.
_
¡Muy bien putita, me encantó! – dijo mientras toma mis brazos para ayudarme a
levantar.
Con
cuidado quita los broches de mis adoloridos y sensibles pezones, le da un suave
beso a cada uno y los vuelve a poner dentro del sostén, el roce con la tela es
doloroso. Toma mi mentón levanta levemente mi cara para darme otro beso lleno
de pasión, vuelve a morder mi labio, un último chirlo y otro sabroso beso.
Se aleja
sonriendo lleno de satisfacción, sabe perfectamente que dejo su marca a fuego.
Al entrar
al baño, mientras yo me visto, dice sin mirarme.
_
Ahora sí, quiero ese café
GotitasDePasión
Soledad
FAB
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