sábado, 29 de octubre de 2016

De la iniciación de Brenda en la Cofradía

Con cuidado lenguaje y agradable estilo, el relato nos introduce en la angustia, dolorosa, de Brenda, la protagonista que en un rapto de ansiedad erótica le pidió a su compañera de facultad, Grettel, que la llevase para iniciarla en esa, hasta entonces entelequia denominada La Cofradía. Así va a cumplir con su destino, tan delgada y fina como la ilustración que eligió la autora para representarla icónicamente. Espero que el texto les atrape como me sucedió a mí cuando lo descubrí-
Cofradia


Definitivamente, Brenda sospecha que ha cometido un error. Su prometido ingreso a la Cofradía ni siquiera ha comenzado y ya se está tornando bastante riguroso. Toda la fascinación que experimentó mientras Grettel la preparaba en su departamento, ahora se le empieza a volver en su contra: Su vestido de lycra, sus tacos, su peinado cola de caballo, su maquillaje, su bijou y hasta su penetrante perfume, lejos de otorgarle supremacía, terminaron por restringirla a la imagen de una putita vulgar, lista para el abuso y el placer ajeno. 

Para peor, sus restricciones, además de someterla y humillarla por completo, comienzan a tornarse intolerables. Los gordos grilletes con los que su amiga la inmovilizó de manos y brazos están tan ajustados detrás, tan encontrados a su espalda, que la sexy castañita puede sentir los huesos de muñecas y codos hincándose entre sí, sus hombros henchidos por la presión, sus clavículas a punto del disloque: Una trampa metálica que la mantiene espalda y cuello muy erectos; sacando tetas como balcones, explotando amontonadas, apenas sostenidas por el exiguo escote fucsia; el redondel de sus pezones, de su ombligo y las tiras de su tanguita fielmente tallados, nítidos contra la elástica y ajustada lycra; además de sus piernas largas, apetitosas y desnudas, subidas a altísimas sandalias rosas; en definitiva, todos esos detalles que la oprimen, la abisman, la modelan y la moldean con rabia, la hacen sentirse mucho más exhibida que si estuviera por completo desnuda. 

¿Pero qué puede hacer? Nada, más que seguir sentada en la camioneta acompañando a su compañera de Facultad, quien le habla, le cuenta cómo funciona la Cofradía, las cosas que ella vivió en esos dos años como integrante, las sorpresas que ni se imagina. Brenda imagina, claro que sí. Incómoda, ofrecida e indefensa, parece lista para un sacrificio, una ofrenda, un ritual. 

- ¿Qué me van a hacer?- murmura. Grettel sonríe, y es hermosa y devastadora en su vestido corset, en su piel morena, en su pelo ensortijado. 
- Quién sabe, corazón… Pero no me lo pierdo por nada del mundo-  Y sigue conduciendo, camino a la Iniciación.

- ¡Y te trajiste nomás a una pendejita sexy! -
- ¿Acaso lo dudabas, Ariana? -
- Obvio que no, Grettel. ¡Siempre cumplís con tu palabra, hija de puta! Aunque la veo bastante menudita. Y no es muy alta-
- ¿Pero no les parece una muñequita digna de ser Iniciada? Imagínensela bien desnudita, súper producida, toda marcada, engrillada y anillada en bronce y titanio, hasta en sus zonas más privadas…-
- ¡Por supuesto! Si es un caramelito aún envuelto. Tan tiernita, tan inocente.. ¿No te parece, mi amor?-

¡Qué clase de charlas son éstas, por Dios! Brenda no puede creer que se estén refiriendo a ella de esa manera. ¡Y con tanta naturalidad! ¿Con qué derecho se permiten rebajarla a una especie de objeto de dudoso valor, una simple mercadería? ¡Es inconcebible! Una mezcla de ira, temor, odio e intranquilidad la tensa en desesperación. ¡No puede permitir que la traten así! Su orgullo aún adolescente la rebela: Jala y se zamarrea con furia, intentando destrabar su cuerpo entumecido. Al instante, un rayo de múltiples dolores la fulmina de cabeza a pies y la deja dura, denunciándola torturada por un hondo gemido de capitulación. 

- ¡¡¡¡Mgghhfffffggghhhmmmm!!!! -

Brenda se arrepiente de su estúpido intento. Gimiendo quedamente, aguanta su sufrimiento con la cabeza gacha, el rostro crispado y la respiración honda, deseando recomponerse, o acaso generar piedad. Mas su lamento se desintegra, se confunde entre los muchos que flotan en esa casona misteriosa y secreta. Y por primera vez en sus 19 años, la joven castañita tiene escaso control y plena conciencia de su cuerpo, un racimo de curvas, montañas y abismos tan pronunciados, tan tentadores, tan al alcance de las manos. 

Aún protegida y enmarcada por el sugestivo lycra de su vestido fucsia, Brenda no es sino una chiquitina preparada y proclamada al deleite ajeno. ¿Y como evitar el asedio impostergable? De pie frente a esa pareja que ahora la arrincona, la apretuja y la palpa como a un fruto ofrecido, no halla modo de torcer su suerte. Si pudiera empujarlos, sacarse de encima esas manos extrañas y correr lejos de esta pesadilla. Pero desde el instante en que Grettel la introdujo al salón mediante la cadena de paseo que maneja su cuello y la expone como mascota al alcance de cualquiera, es poco lo que la dulce gatita puede hacer, más que retorcerse, intentar alejarse del acoso, o al menos alejarlos con el encono de sus ojos y sus gruñidos de represalias. 

Más todo es inútil: El hombre se le mete dentro de su formidable escote, captura sus tetas, las revuelve duramente, o se esmera en recorrer sus piernas, en azotar sus nalgas o en escarbar bajo sus faldas, buscando los elásticos de bombachita, por no decir sus agujeros. Pero esa básica brutalidad empalidece en comparación con la sofisticada crueldad de la mujer, la llamada Ariana, quien la aborda de frente, la mira fijo, y le sonríe con delicia, mientras le retuerce un pezón, y la abofetea quedamente, por perverso placer. ¡Es tan humillante! 

Al borde del sollozo, la desolada Brenda intenta pedir ayuda a Grettel, pero la mordaza de bola que le fuera colocada al bajar de la camioneta, cumple su cometido de impedírselo por completo. Además, su amiga ni siquiera le presta atención: Charla y bebe animada con otros invitados, sin soltarle la correa, pero abandonándola a los abusos innumerables que le depara su condición. Y por segunda vez en esa noche joven la pobre castaña advierte el error de haber subestimado a su amiga, su compañera de estudios. La Cofradía, ahora lo entiende, era algo bastante más serio en cuanto a niveles de poder y sumisión. Tanto la halagó que la hermosa Grettel la instara en auditar por una membresía, que no dudó en ponerse en sus manos de diosa. Ahora Brenda está aterrada, ya es tarde para enmendar errores, sometida, agarrotada y conducida a rastras y trastabillando por esa casa rebosante de gente bizarra, piensa que esto recién empieza, que lo peor aún está por venir.

Ahora Grettel la ha llevado a la oscuridad de otro salón, en donde puede adivinarse ya desde lejos la silueta de una mujercita desnuda, amarrada y colgando del cuello al techo. Al ir acercándose, al ir distinguiendo cada vez más a esa muchacha así dispuesta, así exhibida, sus brazos desaparecidos tras la espalda, sus hombros retraídos hasta el dolor, sus tetas tan bien desplegadas, tan empujando con fuerza hacia adelante, todas enormes y tentadoras, todas expuestas en su máximo esplendor, instintivamente Brenda comienza a arquear aún más su tronco ya arqueado por la misma posición de muñecas y codos tocándose a su espalda, y sin darse cuenta se transforma en una S ondulante que la dibuja sacando pecho, metiendo pancita y tirando cola, brazos y hombros todo hacia atrás, plantándose firme en sus tacos, y levantando el cuello, el rostro y la frente en ostentación, compitiendo de manera natural ante la presencia de otra bella criatura que la amenaza en presencia y glamour. 

Al instante, muere de vergüenza al notarse descubierta por los ojos libidinosos y la sonrisa procaz de Grettel que la festeja en evidente complicidad: 

- ¡Ésa es la actitud, Brendis! ¡Me encanta tu amor propio y tu espíritu de competencia! -

La pobre castaña intenta disimular su nuevo error. 
- Mghhhhffffgggggg - Pero ya es tarde. Su amiga le confiesa: 
- Me encanta que te enorgullezcas de tus atributos. No tienes nada que envidiarle a esa turrita, ¿no es así? - mientras procede a engancharla también al techo, bien cerca de ella: Pronto, podrías ocupar su lugar -
Y enciende unas luces de sector, que las pone una frente a la otra, acaso para que la comparación tenga un efecto mejor. 
- Buenas chicas. Las dejo para que se conozcan mejor. Como buenas contrincantes que son - Grettel nalguea ambas colas y se va, dejándolas a solas y bien iluminadas.

Ahora las dos chicas se miran, se apiadan y se compadecen mutuamente entre gemidos y lágrimas. Brenda se ve en esa rubia flaquita, como en un espejo. Sabe que ella misma ahora luce así puras tetas y nada de brazos, sacando pecho y arqueándose con rabia exigida, los hombros casi al borde del disloque fatal. Sin embargo, comparada con esa pobre chica, su situación es casi un Paraíso, no sólo por la ventaja de estar al menos vestida. La rubiecita parece recriminarla con la mirada, su llanto vivo y todo su maquillaje arrasado por sus lágrimas, su cuello de lado casi roto y en su rostro tallado el espanto crudo y total. 

Brenda no puede sino desviar los ojos y comenzar a recorrerla en sus detalles más escabrosos. Además de su desnudez total; de los piercings escandalosos en sus pezones, ombligo y entrepierna depilada; de algunos tatuajes obscenos y denigrantes y de otras huellas vivas como de latigazos, la muchacha está obligada a soportar una mordaza de anillo, un collar de ahorque de acero y unas botas como zapatillas de ballet con tacos. Impresiona verla babear desde su boca en O abierta, tanto que no es difícil descubrir sus muelas, su lengua, la oscuridad de su garganta acaso desflorada; impresiona verla llorar, sudar y bambolearse en puntas de pie sobre esas insuperables botitas agujas. Impresiona entender que la pobre chica no puede más, luchando como puta por su vida, parece a punto de ahorcarse, a juzgar por el rictus espantoso de su cara y su incapacidad para respirar, plena de balbuceos inentendibles…

- Tsjkkkk Thhhhggkkkkssskkk tthhkkkssssgggss - 

Brenda desearía ayudarla, pero cómo imaginarlo siquiera si está casi tan sometida como ella, si sus brazos son como mochilas dormidas a su espalda, si apenas intenta revolverse un poco, debe desistir por el dolor atroz que le nace de todos lados de su cuerpo acalambrado. Y sólo le resta sentirse un poco afortunada de no ser esa pobre rubiecita, toda una Venus de Milo ahorcada y doliente, a punto de

De pronto, se encienden todas las luces, el salón se llena de invitados, mientras de algún lado irrumpen dos enormes enfermeras en látex. Ante el revuelo histérico de ambas chicas, se acercan decididas, agarran a la rubia, la desenganchan y la arrastran a una camilla, la acuestan y agarrando cada una de sus piernas se las separan y se las mantienen abiertas en V; de algún otro lado aparece un negro flaco y de gran melena, se acerca a la víctima con su verga desnuda y la apoya en el vientre pálido, como midiendo su profundidad. Al ver ese falo descomunal descansando sobre la trastornada rubiecita, llegando el glande a rozar su piercing de ombligo, Brenda inconscientemente aprieta sus piernas, frunce su raja, su esfínter y muerde su bola mordaza, en un denodado intento de proteger sus agujeros. Algo inútil, puesto que por ahora están a salvo, mas si alguno se los decidiera a forzar, sería poco lo que la castañita podría hacer para evitarlo, ya que una vez superada la tenaz pero frágil resistencia de la primera entrada, no habría ya forma de detener la intrusión. Y esa boa negra la iría ganando por dentro, horadándola y pavimentándola toda larga y ancha en dimensión. Y Brenda, ¿que podría hacer? Inmovilizada y disponible en su sitio, intuye otros hombres en las sombras y observa a Grettel mezclada entre el público rugiendo también ella por más desenfreno, más tortura, más perversión. Nadie la va a salvar. 

Entonces Brenda llora agónica y se entrega de algún modo a su destino de hembra conciente de su esencia, de su condición de triple agujero, surcos ondulantes y carne virgen, a punto para la libación, para el tributo de los demás.

Después de esta Cofradía, ya nada será igual. 

JulietaMar

Gracias por visitarnos.
Soledad FAB

viernes, 21 de octubre de 2016

FLOR Y LA FELACION

El siguiente es un relato de un señor estupendo él, que usa por nick Vikingo37 y nos llena de placer en el portal Mazmorra. En el texto podrán percibir no sólo la facilidad en el manejo del lenguaje escrito sino, y a la vez, la extrema eficacia que tiene cuando se aplica... Que lo gocen tanto como yo misma al leerlo.
Soledad FAB

FLOR Y LA FELACION 

Flor es una pendeja de esas que si ves por la calle sí o sí te das vuelta a mirar. Es hermosa. LLamativa. Sexy. Un hembrón. Imagínense cuando este verano cayó en mi playa con una diminuta bikini y se pasaba el día delante mío tomando sol, pasándose bronceador, metiéndose en el mar y saliendo con sus pelos revueltos y empapados, como una hermosa sirena. El único temita era que... Flor tenía novio.
Yo laburo de Guardavidas en un parador de Mar del Tuyú. Todo el verano, durante muchos años. Y contadas veces se ve una mujer como Flor. Pero bueno, tenía novio, así que solo deseé que se quedara todo Enero para disfrutar ese culo dibujado por Dios y esas tetas no menos perfectas.
Habrá pasado una semana de verla todos los días en la playa, de soñar mil posiciones sexuales con ella en los médanos, de dedicarle unas buenas pajas, cuando un viernes llegó solita a la playa.
Tiró su lonita en la arena, dejó el canasto con el equipo de mate, y se dispuso a clavar la sombrilla.
Al ver que su intento era infructuoso, ni lento ni perezoso me acerqué como quien no quiere la cosa.

-Buen día. Necesitas una mano? -le dije.
-Sí, por favor -me dijo sonriendo- De esto se encargaba mi novio.
-Se encargaba?! -casi se me escapó- Te dejó solita hoy?
-Jaja maso... es que los findes vuelve a Bs. As. por laburo. El lunes viene de nuevo.

Mamitaaa! Tres días sola iba a estar esta hembra descomunal!? No podía perder el tiempo, siempre hay muchos buitres revoloteando cerca de presas así.

-Listo, ahí no se te va a volar. Cualquier cosa cuando te vas me avisas y te ayudo a sacarla -le dije.
-Ay, mil gracias... te ganaste unos mates -soltó para placer de mis oídos.
-Dale, me encantaría -dije sin poder disimular mi sonrisa.

Fue pasando el día, me cebó mates un par de veces mientras cuidaba la playa en mi mangrullo, e intercambiamos miradas y sonrisas varias veces. Primero pensé que era cosa mía, que me estaba haciendo la cabeza. Pero entrada la tarde empecé a convencerme de que ella me buscaba y hasta me sostenía la mirada. En la última tanda de mates aproveché para averiguarlo.

-Perdón que no te pude dar mucha bola Flor, pero hasta las 7 de la tarde estoy laburando. Si te quedas después de esa hora tomamos mate más tranquilos -me la jugué.
-Dale buenísimo. Total estoy al pedo yo -me contestó.

A las 7 y un minuto estaba en su sombrilla tomando mate. Yo tengo 37 años, ella 22. Es una pendeja infernal y ella lo sabe. En cada pose, en cada movimiento, derrocha sensualidad, belleza, deseo. Flor es muy provocativa, no se calla nada. Para cada indirecta mía ella tiene una respuesta adecuada. La charla no tarda en ponerse caliente.

-Ahora, no te enojes... yo no sé cómo tu novio te deja sola todo el fin de semana acá! -la pinché.
-Jaja. Vos decís que me puede pasar algo malo? -me dijo con la sonrisa más linda que vi en mi vida.
-Malo para vos no creo. Ahora, malo para él seguro -le dije mirándola a los ojos.
-Ojos que no ven... -soltó la hija de puta mientras me guiñaba un ojo!!!
-Lástima que soy grande para vos, si no... -dije sin importarme más nada en el mundo que cogérmela.
-A mi me encantan los de tu edad, no me van los pendejos -me dijo con una carita de nena golosa que automáticamente me paró la verga.
-Si querés podemos ir a tomar unas cervezas a mi casa -la invité ultra caliente.
-Me encantaría -me dijo- Pero te aclaro una cosa antes de ir, así no hay confusiones. Solo cojo con mi novio, nadie más me penetra. Si pinta sexo oral todo bien, pero nada más!

Si no me explotó la cabeza en ese mismo momento como una pochoclera fue de casualidad.
Fuimos a mi casa, tomamos media cerveza y ya estábamos comiéndonos las bocas. Le saqué el vestidito azul a lunares blancos que tenía y quedó solo con la bikini. La senté arriba mío en mi silla, dándome la espalda. Mientras la besaba frenéticamente y le chupaba la lengua le agarré la concha con toda mi mano y empecé a frotársela sobre la tanga de la bikini. Automáticamente empezó a emitir unos gemiditos de gata en celo que me pusieron -si fuera eso posible- aún más caliente. Con mi otra mano le solté la parte de arriba del bikini y quedaron ante mis ojos unas tetas simplemente perfectas. Se las besé todas y empecé a lamerle los pezones, los que tomaron un tamaño y una dureza increíbles.
La puse de rodillas en el piso, e hice que se agarre de un sillón, quebrando la cintura y levantando la colita. Me escupí el dedo índice y empecé a dibujarle círculos alrededor del agujerito de su culo, al cual deberían declarar como patrimonio de la humanidad o, directamente, la octava maravilla.
Recorrí toda la zona de su cola y entrepierna aplicando más o menos fuerza según respondían los gemidos de placer de Flor. No aguante más y hundí mi cara entre sus nalgas. Empecé a chuparle el culo lo más delicadamente que pude con semejante calentura, pero no tarde en cogérselo con mi lengua. Su cola se dilataba de tal manera que mojé mi dedo en su conchita y muy suavemente lo introduje en su agujerito. Flor gritó de placer y se agarró con más fuerza del sillón. Sin dejar de cogerle la colita con el dedo, le chupé la concha con mucha fuerza, de abajo hacia arriba, y de afuera hacia adentro, haciendo coincidir cada embestida de mi lengua con las de mi dedo. Le pedí a Flor que quebrara aun más su cintura y separase sus nalgas con sus manos, brindando así todo su sexo para mi voraz apetito. Flor estaba empapada y no dejaba de gemir, así que decidí concentrar todos mis esfuerzos en su clítoris, que ya estaba bastante erecto. Me escupí dos dedos y la masturbé en círculos, sintiendo como su clítoris se ponía duro con cada caricia. Los gemidos de placer de Flor se hicieron muy intensos, y yo quería darle un orgasmo delicioso.

-Te gusta putita?! -le susurré al oído.
-Mmmm si... si... me encanta! -soltó entre gemidos.
-Quiero que me acabes toda la mano, como una putita obediente -seguí diciéndole sin levantar la voz.
-Si, siii! Pajeame así que te acabo toda hijo de puta -gritó Flor al borde del éxtasis.

Tuvo un orgasmo acompañado de varios espasmos. Yo tenía la pija prendida fuego, así que la saqué y empecé a frotársela por toda la concha, rozando bien su clítoris con mi cabeza bien dura.

-No, no la metas... solo cojo con mi novio -me dijo no muy convencida.

Noté la duda en su voz, así que me la jugué y comencé a penetrarla lentamente. Su débil negativa se convirtió en un gemido de placer, aplacado ya que noté que se mordía el labio inferior. La cogí con muchísimas ganas. Cada embestida de mi verga iba acompañada de un gemido de Flor. La agarré del pelo y tiré su cabeza para atrás. Esto pareció excitarla aún más, por lo que con la otra mano empecé a darle nalgadas en la cola. Esto la puso fuera de sí, y no paraba de gritarme que la coja fuerte. Tuvo un orgasmo espectacular y sentí todo su cuerpo temblar entre mis brazos.
Se dio vuelta y me puso de espaldas contra el piso.

-Ahora me toca a mí -me dijo al tiempo que se metía mi verga en la boca.

Me besó la pija desde la cabeza a los huevos. Después hizo el camino inverso, pero con la lengua. Me lamió los huevos, el tronco, y la cabeza deliciosamente. La hija de re mil putas me miró directo a los ojos con cara de puta en celo y se metió mi pija casi entera en la boca! Tuve que pensar en los goles que erró el conchudo de Higuaín para no acabar en ese preciso momento. Sin dejar de mirarme a los ojos me pajeó y me chupó la verga con absoluta maestría. No aguanté más de unos pocos minutos y le llené la boca de leche en un orgasmo digno de podio olímpico.
Nos duchamos entre besos y caricias y la llevé a su casa. Después me fui a un bar por una cerveza. Necesitaba disfrutar lo sucedido. Una mujer como Flor no se conoce todos los días.

 * La foto de Flor fue aportada por el autor.

Gracias por visitarme.
Soledad FAB

Cómo disimular los tobillos anchos

Cómo disimular los tobillos anchos

por Marta Vicente

No pocas tenemos ese problema estético y no siempre encontramos la forma de solucionarlo o de menguarlo. Pues aquí transcribo una excelente nota que, espero, les sea de utilidad. 



No todas contamos con la suerte de tener unos tobillos y unos pies finos, y cuando esta parte del cuerpo es un poco más ancha y prominente, es normal que nos surja la pregunta de ¿qué podemos hacer para disimular sus medidas y conseguir que luzca más bonita? Lo cierto es que la solución se encuentra en la elección del calzado adecuado para lograrlo. Hay ciertos modelos de zapatos que son ideales para afinar los tobillos y hacer que las piernas se vean mucho más estilizadas. Si quieres descubrir cómo disimular los tobillos anchos y potenciar al máximo la belleza de esta zona, no te pierdas los tips del siguiente artículo.

1
Durante la temporada de invierno, no encontrarás problemas, puesto que calzarte unos bonitos botines que cubran todo el tobillo o unas botas bien altas será suficiente para disimular los tobillos anchos. Ahora bien, ¿qué hacer cuando llega el verano y quieres lucir tus vestidos, faldas cortas y shorts con total seguridad? ¡No desesperes! Es aquí cuando tienes que tener en cuenta los siguientes consejos para dar con el calzado perfecto para ti.
2
A la hora de elegir unas sandalias para verano, ya sean planas o con un poco de tacón, tu mejor opción son aquellas que tengan tiras, pedrería o abalorios en la zona del empeine. Con ellas, conseguirás desviar la atención hacia esta parte del pie y la anchura de los tobillos se disimulará a la perfección. Asimismo, prefiere las sandalias con tiras un poco anchas en lugar de muy finas.



3
Los zapatos o sandalias peep toe son uno de los calzados más favorecedores para mujeres con tobillos anchos. Logran estilizar muchísimo las piernas y afinar el pie. Recuerda que cuanto más escotado sea y más tacón tenga el zapato, más delgados se verán tus tobillos.


4
En Estados Unidos son conocidos como D'Orsay y son unos zapatos muy femeninos y elegantes que dejan completamente al descubierto uno o los dos laterales del pie. Este diseño de calzado es perfecto para disimular los tobillos anchos y reflejar un estilo mucho más sensual. Hoy en días los puedes encontrar tanto planos como con tacón, así que tienes la opción de decantarte por los que más te agraden.



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De igual forma que los modelos anteriores te favorecerán y te ayudarán a disimular los tobillos, hay otros zapatos que generan el efecto contrario y potencian su amplitud. Toma nota de los que debes evitar comprar:
Zapatos o sandalias con pulsera en el tobillo, pues acortan la pierna y no la estilizan.
Sandalias romanas, ya que cubren demasiado el pie y hacen que parezca más ancho.
Evita los zapatos con un tacón demasiado grueso y los tacones de aguja extra finos, pues aportan mayor volumen a la parte inferior de la pierna. Lo ideal para ti son los tacones medios y las cuñas.
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Nota original: Belleza UnComo

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Soledad FAB