miércoles, 14 de diciembre de 2016

MAZMORRA: Los privados, los tilingos y el demérito


Los privados, los tilingos y el demérito

Para algunas amigas yo estoy trastornada, sólo porque me gustan los mayores. Hablo de mayores de 40 como piso mínimo. Para mí tienen un encanto especial ya que, según lo vivido, no se inhiben en sus deseos, creaciones ni imaginación llevada a la práctica con la eventual compañera de ámbito. En ese caso, yo misma.
Adheridos a la nostalgia
Pero a la vez, hay algunos que tienen sus neuronas percudidas por el acostumbramiento al perimido machismo y modo de "Esto es así porque lo digo yo". Exponentes dinosáuricos de épocas bien lejanas que, a pesar de su todavía joven edad (hablo de hombres de 55 por ejemplo), actúan como decrépitos de 80 o más.
La vía libre de los privados
En Mazmorra -donde no se tiene la facilidad de imponer el ignore cuando recibimos privados no queridos o damos por terminada una charla como para no volver a leer nada del ignorado- estamos tod@s expuestos a invasiones hartantes. Los que podrían remediar esta situación generando o bien el ignore del que se goza en IRC u otro tipo de bloqueo que efectivamente corte la posibilidad de insistir con el privado que no queremos recibir .como existe en otros chats-, no hacen absolutamente nada. Dicen, claro, que no se puede porque el server de la pirula verde de las coordenadas de Andrómeda y listo, a otra cosa. Nos aconsejan, esos administradores, que no contestemos si no queremos. Entonces, la barra de la izquierda se llena de puntitos rojos y los nombres de los privateros que nos invaden.
Terminemos con el parloteo gráfico
¿A qué viene toda esta larga y espero que entendible introducción? A los errores que ciertos maduretes cometen al suponer que siguen siendo los que bajan línea y determinan lo que está bien y lo que está mal.
Días atrás, con un personaje que venía persiguiéndome por mensajes reiterados y bla bla bla, entendí -tarde pero seguro- que no se debe dar soga a nadie, salvo para ver si se hace realidad el deseo de que se ahorque con ella.
Acuerdo vs. imposición
El tipejo encaró la charla como se debe, claro. Estando en Mazmorra y siendo una sumisa declarada y él -según su fichita- como dominante, era lógico que la charla versara sobre cuestiones inherentes a sesiones, prácticas y determinaciones.
"...y ahora le toca al vecino..."
Me pareció -ahora que lo repienso- que el tipo estaría medio pasado de copas porque en su discurso encontré varias incoherencias descontextualizadas. El hecho es que comenzó a montarse en ese machismo absurdo y decrépito que impide, como lo fue, una comunicación abierta, libre y conducente.
La boludez propia
¿Todo por qué? Porque una le abre la puerta a cualquier pelafustán que pretende ser lo que no es ya que, a poco de andar, destiñe la fina capa de pintura con la que pretendió -sin lograrlo, claro- cubrir lo que desearía ser y ni siquiera logra parecerlo.
Reserva de identidad (aunque la tentación sea grande...)
¿Quién era este tipo? Oh no. Eso sí que no. El adagio advierte sobre decir el pecado y no el pecador. Y las señoritas alegres tienen, como norma ilevantable, la reserva y hasta el secreto de sus sucesivos contactos íntimos. Adhiero a ambos conceptos.
Escoba electrónica
Chicas, igual, hay modos de extraer la verdadera personalidad de cualquier tilingo que nos invada el privado o nos colme de mensajes. Aplíquenlos así limpiaran sus respectivas huertas.
Gracias por llegar hasta aquí.
Que estén bien.
Soledad FAB
sotanoumbroso@gmail.com