martes, 10 de enero de 2017

Un break para el café...


Un break para el café...

Es verano, el calor apremiante y húmedo se hace sentir desde el antes del alba, espero la lancha sentada en el muelle implorando aunque sea sentir una suave brisa que me refresque, pero no, la brisa nunca llegaría. El viaje hasta el centro de la ciudad es una verdadera tortura y aunque las grises nubes van ocultando lentamente el sol abrazador, la densa y pegajosa humedad no alivia en nada el agobiante calor.

Son las ocho de la mañana, estoy entrando a mi oficina cuando escucho el sonido de mi móvil que anuncia la llegada de un mensaje de texto, acomodo mis cosas sobre el escritorio, preparo una taza de café y me siento tranquila a desayunar. Aprovecho ese momento de soledad, para revisar el mensaje recibido –pensando por el horario que era alguna publicidad- para mi sorpresa, no lo era, sino uno de él, mi compañerito de juegos, mi bello y querido compañerito.
- Buen día princesa ¿Cómo estás? ¿Vas a la ofi hoy?
- ¡Buen día bonito! ¡Bien, gracias! ¿Y vos? Ya estoy. – respondo.
- ¿Sale cafecito hoy? – pregunta.
- Para vos…siempre. –le digo.
- Daleee tipo once paso. –afirma.
- Buenísimo, te espero. –contesto.
- Te veo en un rato. Besos.
- Te espero. Besos.
Dejé el celular e intenté ponerme a trabajar para calmar la poco común ansiedad que sentía, pero no pude concentrarme en mis tareas, eso era una misión casi imposible. Tener esa breve conversación alteró mis sentidos, mis adormecidos demonios se habían despertado y solo querían jugar. Hacía mucho que no me sentía así, con esas ganas impresionantes de que llegase la hora de verlo, en vano regresaba a cumplir con mis obligaciones, casi enseguida volvía a mirar el reloj, daba la sensación que los minutos pasaban demasiado lentamente, como si por algún motivo el tiempo se hubiese detenido.
Mientras tanto el deseo iba creciendo dentro mío, las ganas de sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos apasionados mientras tira mi cabeza hacia atrás tomando mi pelo, sus dientes dando suaves mordiscos en mi cuello, en mis hombros. Cierro los ojos para repasar mentalmente alguno de los momentos que hemos pasamos juntos. Cómo lo deseo, necesito que venga y me haga suya aquí y ahora.
El cielo se había vestido de un gris tan oscuro que parecía negro, los truenos empezaban a irrumpir en el aire con su estruendoso sonido. En ese momento mis deseos de verlo le iban cediendo lugar al temor de que por el mal tiempo no viniese.
Parada frente a la ventana con una taza de café en las manos, observo caer la copiosa lluvia, mis esperanzas de verlo se desvanecen con cada gota de agua, con cada trueno que hace vibrar los vidrios de la ventana por la que absorta observo la cortina de agua que cae como presagio de un alivio que finalmente no llegará. Luego de una media hora la lluvia cesa dejando tras su paso solo una mayor y asfixiante humedad.
Cerca de las once y media suena el timbre de la oficina, mi corazón da un vuelco, mi pulso se aceleró, ¡Uuff me siento como una colegiala que va a su primera cita! Acomodo mi ropa, mi peinado, abro la puerta con una enorme sonrisa, realmente estaba feliz de verlo. Traspasa la puerta me toma en sus tiernos brazos acaricia mi espalda, me besa, me mira sonriendo.
- ¡Hola mi reina, que linda que estás! –dijo.
- Hola, gracias. – respondí casi con la mirada baja, sintiendo que mis mejillas se iban poniendo rosadas.
- Ja ja ja –larga una carcajada- ¿¡Hey que pasa bonita te pusiste colorada!? – comenta.
- Nada, no sé porque reaccioné así. –respondí incómoda por mi infantil reacción. El sonido del teléfono, me hace zafar del incómodo momento y mientras atiendo le indico con la mano que tome asiento en el escritorio que está al lado del mío.
Me mira sonriendo con picardía, asintiendo con la cabeza, mientras se acerca a mi lado, pasando por detrás de la silla, se para a mi lado, acerca su boca a mi oído y susurra ¿Nerviosa nenita? al tiempo que me da un chirlo en mi nalga derecha, asiento con la cabeza, ya que estaba imposibilitada de hablar por estar con un cliente al teléfono. Se aleja unos centímetros se sienta y me observa como quien estudia su presa. Terminada la conversación que mantenía por teléfono, me siento mirando a sus ojos le pregunto por sus vacaciones, me cuenta con detalle su viaje, se interesa por las mías, le cuento lo bien que la pasé.
- ¿Un café? – pregunte.
- Sí, pero uno chiquito. – pidió.
Al pasar frente a él, deliberadamente acaricia mi mano, me detengo observo su con detalle su rostro que ahora lucía una crecida y prolija barba canosa , me acerco tomo con ambas manos su cara, le beso con suave roce sus labios, me alejo dos pasos e intento girar para ir a preparar el café cuando siento que me agarra con fuerza la muñeca, tira de ella acercando mi cuerpo al suyo, parada frente a él lo abrazo con cariño él apoya su mejilla sobre mis tetas que habían quedado justo a la altura de su cara, levanta la vista mirando a mis ojos sonríe cómplice del mismo deseo hunde su cara en las tetas. Suspiro.
- ¡Mmmmm son realmente hermosas! – dice mientras las presiona fuerte, el deseo va en aumento, solo deseo sentirlo dentro mío, pero no sé a qué hora llegará mi compañero e intento alejarme nuevamente.
- ¡Shhh! Quietita! ¿A dónde querés ir? – pregunta mientras se levanta y muerde mi cuello a la vez que tira de mi pelo-
- A preparar el café. –digo buscando su mirada, esa mirada que había dejado de ser cálida para transformarse en una perversamente severa.
- No, el café lo dejás para después, ahora te quiero a vos…además vos lo tomás cortado y yo tengo mucha leche para darte. –dijo mientras abría mi blusa dejando mis pechos expuestos. Que lindos que son – repite mientras los amasa y los saca del sostén.
Se sienta, me atrae hacia él, toma mis pechos con ambas manos, los aprieta, los besa, mordisquea los pezones, me sostengo de sus brazos, acaricio su pelo y entrelazo mis dedos en él, siento la humedad creciendo en mi interior, desesperada busco su boca, quiero sentir su sabor, su lengua jugando con la mía, como sus dientes muerden mi labio inferior, nuevamente mi cuello, mi hombro, su lengua recorre mi cuello siguiendo el camino que lo haga llegar hasta nuevamente a mis pechos, toma uno con sus manos, mientras lo chupa empujo su cabeza sobre él buscando que los succione con más fuerza, siento que una de sus manos suelta mi pecho y va en busca del otro pezón lo presiona entre sus dedos al tiempo que lo gira de un lado a otra infringiendo cada vez más fuerza.
- Pará – le ruego. Por favor no sigas, estoy por acabar y si lo hago voy a empapar mi ropa y no tengo otra para cambiarme, eso sin contar que llamaría mucho la atención al volver a casa. – digo con la voz que empezaba a estar entrecortada.
Suena el teléfono, lo miro y con mi dedo índice señalo el escritorio como diciendo tengo que atender, duda un segundo, pero se corre para que pueda atenderlo, voy al escritorio tomo el aparato para responderlo, mientras lo hago siento sus manos que me tocan las nalgas, las acarician suave, les da otro chirlo, suelto un leve ¡Ay! La clienta me pregunta:
- ¿Qué pasó?
- Nada, giré la silla y me golpee la rodilla contra la pata del escritorio. –miento.
Mientras mi Señor sigue acariciando mi cadera lleva sus manos hacia mi concha, la acaricia, desprende el pantalón mete su mano dentro del mismo para jugar con mi vulva por unos minutos, luego los baja lentamente besando mis nalgas, mis piernas me indica que levante un pie, luego el otro para poder quitarlo, lo deja sobre una silla. Sus manos vuelven a posarse sobre mi vulva la acaricia, la aprieta, la manosea toda, mete sus dedos por entre mi culotte presiona los labios cerrándola, me muerde. ¡Por favor pará un segundo! Pienso ya que continúo con la clienta en la línea, respiro profundo para poder responder las preguntas absurdas e inoportunas de la cliente, cuando siento que me baja la ropa interior y con una regla de metal que encontró sobre el escritorio de mi compañero comienza a spankearme, cada plaf invade el ambiente, mientras cierro mi puño aprieto mis dientes para no gemir, sonrío presa de los nervios ya que estoy segura que el sonido resuena del otro lado de la línea. La adrenalina que genera la situación es tremenda (tener a una clienta en línea explicándome cosas, de las que tomo debida nota para no olvidarme, intentar mantener un tono de voz normal mientras él jugando conmigo, es sublime) aumenta tanto el placer que lo lleva a niveles insospechados, siento como el calor va subiendo en mi interior, el morbo estalla en mi cabeza mientras mis perversos demonios dan volteretas de alegría, mi lado oscuro había abierto sus puertas para que ellos salgan a jugar.
Me spankea, acaricia mi enrojecida nalga para calmar el picor, mete sus dedos dentro mío, los mueve cada movimiento aumenta mi placer mi deseo, sigo sin poder gemir ni acabar, sonrío busco ver su cara por encima de mi hombro está llena de morbo, uno tan especial que deja ver como disfruta el momento, tanto como nunca lo había hecho antes.
Termino la conversación, gimo de placer, inclino mi cuerpo sobre el escritorio saco la cola y espero el próximo chirlo al sentirlo siento una gran necesidad de acabar, cogeme por favor te necesito dentro mío. –le digo.
- ¿Querés pija putita? – pregunta, me da otro chirlo.
- Sí, quiero tu pija dentro mío, sentir como me embestís duro y más duro. – respondo.
- Me parece que las vacaciones hicieron que olvides tus modales, eso tendrá un precio, bonita. – masculló entre dientes.
Tirando de mi pelo me aleja del escritorio, me hace colocar las manos detrás de mi nuca, saca dos manitos sujeta papeles del cajón, pone una en cada pezón, me indica que me incline sobre mi silla para que mi culo quede más alto y cómodo para poder castigarme, y los broches rocen la silla con el movimiento, una palmada tras otra van picando cada vez más mientras siento que mi culo se va poniendo cada vez mas rojo. Cuando una pica demasiado grito ¡Ouuuch!
- ¿Pica, duele? –pregunta.
- Sí y mucho. – respondo.
- Pero a pesar de eso… seguís sin recordar tus modales, me parece que definitivamente las vacaciones te hicieron mal. – afirma.
- Lo siento Señor, le pido que me disculpe, pero la alegría de volver a verlo y el deseo de ser nuevamente suya es tan grande que me perdí en la emoción. – me excuso.
- Esos no son motivos para no recordar como debes comportarte, Zorrita. – asegura.
- Vuelvo a implorar su perdón, mi Señor. – suplico. Lo único que deseo es que me coja, esta demora me está matando, y mi culo sufriendo las terribles consecuencias de mi actuar ¿Me podré sentar mañana? Pensaba.
Se para detrás mío, acerca su pija a mí, me empala de una, se mueve una, dos, tres veces y acabo tan fuerte que dejo un enorme charco en el piso y expulso su pene de mi vagina.
- ¡Wowwww! Que squirt, nunca vi algo así. – comenta mientras vuelve a poner su pija en mi concha y su dedo dentro de mi culo sin dejar que mis nalgas descansen de sus chirlos.
Se mueve fuerte muy fuerte, acompaño con el movimiento de mis caderas su ritmo y llego de nuevo al orgasmo. La saca y me mete los dedos, primero uno después otro y otro y otro hasta tenerlos todos dentro mío, los mueve dentro y hace presión con su puño, el dolor se empieza a sentir, pero es un dolor placentero, excitante…gimo y acabo, pido mas y vuelvo a acabar.
- ¡Que linda zorra multi que sos! – dice.
- No pares por favor quiero más mucho mas. – suplico cuando siento que su mano empuja dentro mío y el placer me hace acabar otra y otra vez.
No sé cuánto tiempo estuvo practicándome el fisting, pero me dio muchísimo placer. Saca su mano pero deja dos dedos dentro e introduce su pulgar en mi culo, me pajea fuerte mientras regresa al spank, acaricia mi espalda con dulzura, el costado de mi pecho y sin que perciba su intención de repente tira del broche que seguía presionando mi pezón, siento dolor, mucho más del que alguna vez hubiese experimentado. Me gusta, me gusta en demasía creo que mi lado masoquista está saliendo a la luz.
- Bien putita, ya recibiste demasiado placer ahora me vas a recompensar, me vas a demostrar cuán agradecida estás, te vas a tomar toda mi leche. Arrodíllate y abrí grande la boca.
Hago lo que ordena, me arrodillo ante él con la boca bien abierta, me pone su pija en la boca para que la coja. Se detiene para dar otra orden.
- Quiero que la chupes y te tomes toda mi leche, cierro los labios alrededor de su pija dura, subo mi mano izquierda para pajearlo mientras la chupo toda, él me agarra del pelo para marcar el ritmo con el que desea que lo haga, me la mete hasta la garganta y la saca una y otra vez hasta que llena mi boca de leche, la limpio hasta sacar la última gota.
- ¡Muy bien putita, me encantó! – dijo mientras toma mis brazos para ayudarme a levantar.
Con cuidado quita los broches de mis adoloridos y sensibles pezones, le da un suave beso a cada uno y los vuelve a poner dentro del sostén, el roce con la tela es doloroso. Toma mi mentón levanta levemente mi cara para darme otro beso lleno de pasión, vuelve a morder mi labio, un último chirlo y otro sabroso beso.
Se aleja sonriendo lleno de satisfacción, sabe perfectamente que dejo su marca a fuego.
Al entrar al baño, mientras yo me visto, dice sin mirarme.
- Ahora sí, quiero ese café...

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